Opinión

Manifestación sobre ruedas

Ayer tuve ocasión de asistir a la 30ª edición del Día da Bici en Ourense. En contra de lo que había sucedido en las 29 ediciones anteriores, la de ayer quedó marcada por el sentido de manifestación que tuvo la reunión en dos ruedas de hombres, mujeres, de algún que otro anciano de corazón y vida saludable, y sobre todo de cientos de niños y niñas para los que ese día es la ocasión perfecta en la que poder mostrar su tesoro, para domar su bici durante los diez kilómetros en los que pueden pedalear orgullosos al lado de sus padres, aunque éstos a veces tengan que tirar de autoridad y atemperar las ansias de los hijos por ir más deprisa de lo que la prudencia recomienda. Sí, aunque algunos de los que participaron no fueran conscientes de ello, y desde luego casi ninguno de los críos que allí estaban, lo cierto es que se estaban manifestando, en el sentido estricto que confiere a esa reunión de gente el artículo 21 de nuestra sacrosanta constitución. 

A poco que hayan seguido la polémica que rodeó (y puso en peligro) la celebración de este evento los días previos al mismo, sabrán cómo fueron, a groso modo, los acontecimientos: 1) Solicitud presentada ante el Concello en enero por parte de los organizadores del Día da Bici ( Fundación Ado –Moure Pro deporte) para poder celebrarlo a finales de septiembre (más adelante se les diría que mejor en octubre, así que la autorización quedó pedida para el 5 de octubre); 2) Silencio administrativo durante ocho meses, día arriba día abajo, a tal petición (sin que nadie pensase que podía venir negativa alguna, pues avalaba esa celebración 29 años de historia ininterrumpida); 3) Justo pocos días antes del evento, y sin margen apenas para reaccionar, sorprendente negativa del Concello porque, según la versión dada por la concejalía del ramo, es imposible contar ese día con el número de policías locales necesarios para poder cortar el tráfico y garantizar la seguridad de los participantes, pues (sigo con la versión oficial) el Concello no puede obligar a los policías a hacer (más) horas extras, al ser domingo el día del evento. 4) Ante esa negativa, los organizadores (con gran acierto) piden autorización para manifestarse el mismo día y con el mismo recorrido), autorización que la da el tribunal superior de justicia de Galicia tras la inicial negativa de la administración. Así que ya nos ven a mí y a otros muchos como yo, niños incluidos, ejerciendo el derecho de reunión y manifestación que nos reconoce el art. 21 de la CE para poder disfrutar un año más del Día da Bici en nuestra ciudad.

Al hilo de lo que ha pasado me gustaría hacer alguna reflexión: Es verdad, y no hay por qué dudar de ello, que los policías no pueden ser obligados a hacer más horas de trabajo que las permitidas y que, como cualquier otro ciudadano, también ellos tienen derecho al descanso, faltaría más. Lo contrario sería incurrir en ilegalidad. Dicho esto, no hay razón alguna para que por parte del Concello no se hayan puesto todos los medios necesarios para asegurar la celebración de este día festivo, sabiendo con ocho meses de antelación el deseo de organizarlo, y sabiendo además que cuenta con el aval de más de medio siglo de historia y de miles de adeptos incondicionales. Así no se puede gobernar. Al final pudimos salir en bici pero, bien sea porque algunos no se enteraron, bien porque el recorrido no estaba totalmente libre de tráfico, la participación fue menor que otros años. Y ello pese a los meritorios esfuerzos de los organizadores, a los que agradecemos sus desvelos por que ese día no se truncase por una inentendible falta de previsión del concello. 

Ojalá la lección quede bien aprendida, por el bien de los eventos que vienen y de todos los ciudadanos de Ourense.

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