Opinión

Viernes 13 (y sábado 14 y Carnaval)

Da cierto vértigo escrutar el calendario estos días. Hoy mismo, sin ir más lejos: estamos en viernes 13. Quizás no muchos hayan reparado en profundidad en ello, pero la leyenda sobre esta fecha es para echarse a temblar. El trece es número maldito desde tiempos remotos; y ese temor a sufrir percances o golpes de mala fortuna en tal señalado día llega a tal punto de histeria o terror en algunos, que incluso se ha acotado el término “triscaidecafobia” (de etimología griega) con la que referirse a la fobia a ese número 13. Y este miedo o superstición (de todo punto irracional, pues tal es la condición de cualquier fetichismo o quimera), no solo hace presa entre las clases iletradas o los invocadores de aquelarres, sino que también ha condicionado decisiones de la más alta administración. Así, usted no conocerá a nadie en España que tenga un DNI con el número 13; el vitalicio rey Juan Carlos tiene el 10, su esposa Sofía el 11, y su hija mayor la infanta Elena el 12. A la aciaga infanta Cristina le habría correspondido el 13, pero por esta maldita superstición se lo saltaron y le asignaron el número 14. ¿O quizás una mano negra evitó al final ese cambio? Eso podría explicar su mal fario, ya saben, su destierro en Suiza como la más desgraciada de las emigrantes en los peores años del postguerra española, o la persecución injusta y contumaz a la que la sometió el inquisidor juez Castro, o la burla y el engaño de que fue víctima a manos de su malvado marido, de quien nunca pudo sospechar, ¿verdad?, sus andanzas de torpe pícaro. Sí, basta con pensar que al final se desoyera la orden de saltarse el número 13 al asignarle su DNI, para que todas sus penurias tuviesen su esotérica explicación.

Maldito 13: 13 eran los comensales presentes en la última cena, y de ahí a las pocas horas dos de ellos, ya los conocen, estaban muertos. Y el capítulo13 del libro del Apocalipsis que predice la venida del Anticristo. Pero la leyenda más famosa sobre ese día, si cae en viernes, proviene de la época de los caballeros templarios, pues recelando de su poder el papa Clemente V y el rey de Francia, se confabularon para arrestarlos masivamente un viernes 13 de octubre de 1307, haciendo preso también a su gran maestre Jacques de Molay; y aunque algunos huyeron y crearon sociedades secretas, muchos fueron asesinados. Desde entonces en gran parte de Europa el viernes 13 tiene mal fario.

Pero tranquilos, pues como por estas latitudes vamos por libres, es el martes y 13 el que produce sarpullidos. Además este año ayuda a superar ese trance el color rojo, pues el sábado 14 es San Valentín, fecha con su punto cursilón, cierto, pero en el que no pocos caen presa de la tentación de tener ese detalle con la parienta, aunque solo sea por aquello de no ser tachado de insensible y poco detallista. En todo caso no le dé reparo mostrar a la pareja su sentimiento. No es necesario para ello el presente material; basta el beso sincero, la caricia tierna o la noche desenfrenada. O una mezcla de los tres. 

Y así al final, entre supersticiones y rosas rojas y bombones, nos metemos de lleno en el carnaval. Será porque está muy arraigada esta tradición pagana en toda nuestra provincia, o será por las ganas de dar rienda suelta a las más graciosas fantasías, el caso es que en breve las calles serán un hervidero de máscaras, disfraces, comparsas y gran algarabía. El carnaval de Ourense es una de nuestras fiestas por excelencia, una de nuestras señas de identidad, y es también un reclamo y gozo para los foráneos que nos visitan. Aprovechémosla al máximo, exprimamos la imaginación y las ganas de diversión. Al fin y al cabo es el premio a haber superado el mal fario del viernes y el maldito trece. 

Buen carnaval para todos ustedes.

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