Traemos hoy a esta columna de arte dos asimétricas propuestas, pública y abierta una, la del Certamen de artes plásticas de la Diputación de Ourense, y la otra la de un reconocido creador fotográfico que expone en la Galería Marisa Marimón. Acoge aquella a los premiados y seleccionados, siendo según el jurado merecedora del primer puesto Lugar de lugares, obra de la artista de Vilagarcía de Arousa, Ruth Vidal Suárez. Son tres fragmentos de paramentos de ladrillo con formas abombadas que recuerdan torsos femeninos. Nerea Cordeiro Cerviño, de Bueu, obtuvo el tercero, con Ciudades telaraña, instalación que combina el dibujo con hilos para prolongar perfiles de paisaje urbano. Destaca Ángel Cerviño, miembro del jury, como la presencia femenina “gana visibilidad (…) y se generaliza la irrupción de las prácticas artísticas feministas y la presencia del cuerpo como sujeto político de primer orden”. El segundo fue para Jorge Fernández Valdés, por un ensamble pictórico y mármol. Numerosas son las instalaciones de pintura y escultura, cerámica o con telas, como el Taller de imaginario folclórico, o performances fotografiadas. Sobresaliente, aunque no premiada, la de Rafael Laureano, Los retos de nuestro contesto (sic) sociocultural, alegórica y sobresaliente obra de este artista sevillano de treinta y cuatro años licenciado en Santa Isabel de Hungría. La obra con ramas de un incendio de Ourense de Sabrina Fernández Casas (n.1988), a modo de un tosco atril, simple y conceptual, lleva mensaje. Esta ha sido la convocatoria número XVII del consolidado concurso para artistas jóvenes entre 18 y 35 años, echando de menos en el usual catálogo, una vez más, datos biográficos básicos de ellos.
Huellas de humanas ausencias
Yuxtapone el artista de la fotografía ruinas de casas que fueron mansiones, tomadas durante los últimos años en el reino, y además en Francia y Portugal, todas con película en blanco y negro. No es pues una reflexión de la España vaciada sino el goce estético de alguien que vive en la ciudad, con la vorágine propia y, desde la apreciación melancólica del tempo lento de los ciclos naturales vegetales, da cuenta del estado en que se hallan las casas. Se halla así más próxima a un sentimiento decadentista como el que sintieron a comienzos del siglo pasado algunos escritores y artistas ante los primeros grandes cambios campo / ciudad generados por la industrialización y el trasvase poblacional. Carlos Lorenzo, fotógrafo, y Baldo Ramos, poeta, si trabajaron el concepto en “No interior do abandono”, propuesta centrada en Galicia, y mostrada mediado el año en el Centro Cultural Marcos Valcárcel. Estas de la Galería ourensana son de José Quintanilla (n. 1963), fotógrafo murciano de Yecla que vive en Madrid, experto en impresión desde su reputado Taller Digigráfico y miembro de la red internacional de laboratorios certificados por Hahnemühle. En él hace las reproducciones digitales con un proceso químico desarrollado para emular el acabado de antiguas técnicas fotográficas. Trae obras de dos series de sus últimos años, Transcursos y Ausencias, para montar la muestra en las que las raíces tienen omnipresencia. Es la inauguración de temporada, iniciada con Dupla, Metro, Nordés, Trinta y Luisa Pita de Compostela, MoretArt y Vilaseco de A Coruña, y PM8/Francisco Salas de Vigo. Pena no lo haga con Visol y DodoDadá, al menos, creando circuito local.
