Opinión

Carina en el Liceo, Rosendo en el CCMV

Antón Alonso, con Carina y su esposo en la inauguración.
photo_camera Antón Alonso, con Carina y su esposo en la inauguración.

Sucede que el color se hace pintura ante el lienzo en las manos de Carina Rodríguez Rodríguez (n.1973, A Rúa); acaece, que no es poco, hallarnos ante una artista de vocación temprana, pasional, que pone en marcha, desde adolescente, un sistema de conocimiento del mundo pintando. Sucede que la vida la lleva a la arquitectura técnica trabajando como profesional de la arquitectura, sin dejar de pintar, tomando clases con Manuel Romero, quien además de aportarle técnica asienta su estilo. Mientras el tiempo se le escurre entre los dedos con la familia que crece y los trabajos del vivir se esfuerza en alimentar su alma con óleo y acrílicos, acuarela a veces, papiers collés..., para alcanzar su decir desde el corazón. Antón Alonso, le dio la acogida y presentó en el cosmos de cultura del Liceo con el énfasis debido, ante la selva de color que se abre desde el descanso de la gran escalera, anticipando las obras del sobreclaustro, completándola la artista en la presentación con una túnica con sus colores sobre la vestimenta, que ha ido trasladando obras a telas, y vestimentas, que hace desde las clases de patronaje y costura que tomó. Tiene, pues, un estudio-atelier doble.

Son sus obras fogonazos en el tiempo, desde la inspiración de su tierra, caso de Boteiros y tambores, obra de gran formato en la pared sur; mas en la mayoría de ellas hay una pulsión en clave de diálogo entre ella y el espacio en blanco en un añadir intuitivo y gozoso de líneas y colores para descubrir formas que salen en tropel de su psique. Son expresionistas, con mucho de abstracción y un aire a Lee Krasner y de Kooning, al modo Carina, esto es, una acción sin bocetos precios, que sale misteriosamente de una idea general, formas curvas y densas, obras apenas mostradas hasta este singular centro cultural al que envuelve con su decir plástico. Es un regalo Carina Rodríguez y la pletórica imaginación de Mi mundo es el color.

CABODANO. II ANDAINA OURENSE

Como un referente entre los profesionales de la imagen se valora al Centro de Estudios Fotográficos de Vigo, activo entre 1985 y 2016, del que queda amplia actividad editora. La exposición-aniversario de 2019 en AFundación le dio nueva vida con Fontcuberta, Ana Soler y Fran Herbello, manteniendo su estela con comisariados que pusieron a disposición de artistas libros de la colección Do Trinque. Tras Almudena Fernández, Mónica Alonso, Alberto Ardid, María X. Fernández, Din Matamoro, Pérez-Jofre, Juan Rivas, Christian Villamide, se une ahora Rosendo Cid (n. 1974, Ourense), con su acción en formato pocket en el hall del Centro Cultural Marcos Valcárcel. Este artista ourensano, tan difícil de catalogar, ha intervenido los libros de Milagros de la Torre, Aziz+Cucher, Joachim Schmid y Luis González Palma para sus collages, en el que es un maestro desde hace años. Primer premio CGAC de Investigación y Ensayo sobre Arte Contemporánea, y también como escritor, hizo exposiciones como Yo que tantas pinturas he intentado ser y otros collages o Esculturas de andar por casa, publicó Los consejos no son un buen sitio para quedarse a vivir, Poemario geométrico, o Sobrevivir na era da incerteza, entre otros. Mantiene un alter ego, Eduardo Torres, con el que publica.

Te puede interesar