Es el jardín la propuesta de Santaella basada en una serie de muestras florales que la artista ha ido haciendo en el último trienio, según confiesa. Ella camina consciente, con las antenas de la percepción desplegadas, atenta a las señales sensoriales, olfativas y visuales, mientras habla el camino bajo sus pies, las pequeñas piedras, y el suave aire en las mejillas y brazos. Bañada por el sol, siente. Luego selecciona, entre otras flores, un Pensamiento de fuego, unas rosas rojas o blancas, de las que también gusta, o una anémona. Importa si va con caballete y los útiles, claro: es, era el plein air de los Impresionistas, y antes la Escuela de Barbizon, quiénes descubrieron así, directamente, lo revolucionario que resultaba tratar la naturaleza, vistas del campo, los árboles y las matas de flores. Ahora apenas si se les ve en las quedadas matinales de concursos municipales, a los que acuden artistas, a veces de notable calidad, que plasman una vista local fast para premio para cobrar, con la venia, el mismo día. Se les ve de concurso en concurso, que algunos son habituales, envueltos en el disfrute del viaje, la tensión veloz en la mancha, y la necesidad de impresionar al jurado, que es noble acción alimenticia desde la destreza. Con la calma debida, Santaell,a cual cazadora de belleza, se acerca y captura una presa floral con su cámara. Luego, en el estudio, elabora: es la post producción, desde el sosiego, que la obra está en su mente, plasmada desde apuntes in situ, o guardados en la cámara fotográfica. Luego, ante el caballete crea desde el motivo seleccionado. Así aparecen la Flor del paraíso con una hermosa joven, coronada por una flor abierta, Eufrosine, la llama, o Anfitrite, Galatea, Tetis o Leda, retrato este de hermosa mujer rodeado de flores, y al lado la cabeza del Cisne, Zeus transmutado. Ante el escaparate, dispone Himalaya Poppy, maravilloso baile azul de hojas sobre fondo negro, en efectista disposición, recurso que utiliza en otras obras. Todo en la Galería Visol, rúa de Santo Domingo.
Tono Lorenzo
Kálasme es la exposición que llega al espacio de arte que tiene Roberto Mariño “Verino” en su tienda de moda de ourense. Da así el espaldarazo a Antonio (Tono) Lorenzo guisado (Mondariz, Pontevedra, 1967), de profesión enfermero, en su tercera muestra pictórica. Antes en Asturias, y en la sala municipal de Monterrei, sita en la acrópolis amurallada, aristocrática y conventual, sobre el valle del Támega, a la que se sube ante Terras do Gargalo, bodegas de la familia del diseñador-empresario. Aquí presentaba trabajos realizados al aire libre, siendo ahora composiciones basadas en el bodegón como concepto, desde lo sensorial más que la reproducción floral y la consiguiente ambientación. Nada de ello falta, con todo. Gusta aquí de confrontar el realismo de calas y pétalos de rosa con el delicado y aromático jazmín al que agrega algún objeto de rotundas formas cromáticas. En otras obras transforma el espacio-lienzo con manchas dispersas, o mostrándonoslas en construcción. Un diálogo fértil de búsqueda con la naturaleza en el centro. Pinta con voluntad desde 2010, tomando clases particulares y haciendo cursos de paisaje en Carrecedo, León, o recientemente en Priego, Córdoba, donde obtuvo mención de honor.
