Opinión

De Tascón a Madriñán

Compartir vida, desde el arte, en el tiempo de las exposiciones. Acercarse a ver, entrar en el decir plástico del creador, no como oficio periodístico, sino como buscador. Ante los trabajos, encontrarse con la persona: diálogo. Aquí está el ser del artista, expectante, en el observatorio-escaparate... Desde la sensibilidad, muestran músculo creativo. En el encuentro, el habla pausada, decir: comunicar un mensaje, le oí decir a Jesús Madriñán, ante sus espléndidos retratos fotográficos de anónimos londinenses.

Baldo Ramos comentaba que la pulsión caligráfica le unía a Carlos González Villar ante ‘Onde beben os cervos que amansou o calígrafo’. Este, en su dulce y delicado castellano argentino, destacaba generoso, que la base de la exposición de ambos el papel era el soporte de la obra. Lo plástico y lo literario, en Ramos, la técnica en Glez. Villar desde el aguafuerte, en sus distintas variedades, a la xilografía, consumado maestro.

Su exposición, que se despide, es hermosa y sorprendente, con el libro en común, una brillante disculpa para dos exposiciones individuales en el mismo espacio, agradecidos ante la aparición del celanovense-santiagués y la exhibición del ourensano con taller en los Chaos de Tamallancos. Isidro Tascón, leonés con aire ya ourensano, insistía a su vez, en el piso de debajo de aquella, a nivel de calle, en la importancia del alma y del espíritu (sic). Queriendo decir cuerpo, posiblemente. El remata asimismo su presencia entre nosotros.

En el caso del menudo artista, es la suya en solitario, una exposición doble, asimismo. En una pared, ‘Elixir’, inspirada y realizada desde la emoción que le produjo la farmacia Barja, su mobiliario de época para las medicinas, anaqueles de madera pintados de blanco, que se trajo uno a la pared de la sala de exposiciones. A su lado, fotografías pequeñas y diminutos grabados sobre latón (aquello de la esencia en frasquitos, época de las ‘fórmulas magistrales’), a modo de micro-naturalezas muertas. Pero sólo para ojos entrenados. El catálogo, de memorialista de sensaciones, con textos en papel a modo de prospecto de medicamento, con tipografías antiguas (uno del artista: ‘Lo inapetente y el orden del sentido’). Es su percepción del remedio mágico, y repetía en buscar una dualidad en alma y cuerpo, al explicarla..., juego de contrarios dijo al fin: esta es su otra exposición. Con objetos de madera y metal a los que añade tejidos japoneses: lo espiritual, lo físico. Son unas elegantes estructuras en forma de muebles de diseño. Aquel trozo de Ourense en la casona palaciega del Liceo, dónde estaba la farmacia, se irá ahora con la Diputación de León por los centros expositivos de esa provincia...

Madriñán habla de ‘Good night London’. Cuenta el joven artista que hace lo que le gusta, por lo que vive con el arte y no del arte. Es un buscador de belleza, que nos muestra -arte y vida- con cámara analógica en una celebrada serie en discotecas al estilo de la fotografía de estudio. Está ahora en Punta del Este (Uruguay) y camina a México y Buenos Aires...

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