Opinión

A los 90, pantalón

He visto a Paquita con pantalón”, comentó una señora en una terraza de la Marina coruñesa bajando la voz como si estuviese desvelando la fórmula de la Coca-Cola. “Pero si ya tiene 90 años. Yo pensé que se moriría sin estrenar unos”, respondió la amiga que la acompañaba con aspecto de viernes de peluquería. “Como anda un poco perdida por el alzhéimer se los plantó la hija, supongo que para ahorrarse trabajo, y ahora ya no hay quién se los quite”. La risa adolescente no tiene edad. “Cuánto frío ha tenido que pasar todos estos años la pobre por la puñetera costumbre. En mi aldea, de todas las viejas que quedamos, sólo una resiste con la falda y el mandilón y la tía no tiene ni 70 años”.

"...ya no se ven a señoras enlutadas y con la pañoleta calzada hasta las cejas. El envoltorio ha cambiado, el interior es parecido..."

En el documental ‘La mirada oculta’ en el que Cristina García Rodero regresa cinco décadas después a los lugares que retrató en el libro ‘La España oculta’, la fotógrafa reflexiona con otros colegas con los que disputa encuadre que en la procesión de los ataúdes de Santa Marta de Ribarteme (As Neves, Pontevedra) ya no se ven a señoras enlutadas y con la pañoleta calzada hasta las cejas. El envoltorio ha cambiado, el interior es parecido y hasta puede encabronarse con el cura por suprimir desde 2022 la atracción de los ataúdes amparándose en que se dedica “a evangelizar, no a fomentar supersticiones, folclores o brujerías”, según justificó ese año en La Voz el párroco Francisco Javier de Ramiro Crespo. En 2008 el periódico británico The Guardian consideró esta procesión como la segunda fiesta más singular del mundo, pero la curiosidad turística decae sin el espectáculo de los cadaleitos. El conflicto amainó en pasada edición con una procesión paralela que el párroco no impidió y la caja de la fiesta agradeció.

"En mi aldea, de todas las viejas que quedamos, sólo una resiste con la falda y el mandilón y la tía no tiene ni 70 años"

El sol del mediodía contiene un frío inusual en la ciudad más costera. Los dos amigas aguantan en la terraza por los calentadores eléctricos. Una pandilla pasa con griterío infantil vistiendo falda de colegio de monjas y recuperan la hebra de Paquita. “Sigo sin entender cómo los padres pueden mandar así a las hijas al colegio a pasar frío por mucha norma que pongan las monjas”, comenta una. “Como esos niños en pantalón corto aunque esté lloviendo”. La gallega de falda y pañoleta acabará siendo una figurante para la foto.

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