Opinión

A un pie de Koldo

La teoría de los 6 grados de separación asegura que estamos a cinco apretones de manos de cualquier fulano del planeta. En el lugar más insospechado te puedes encontrar un cabo para llegar a esferas elevadas o a profundas tramas de corrupción, polos que no suelen estar muy separados por la codicia humana. Uno de los marmiteros habituales de este folio llamó para cotillear sobre la escandalera en el Congreso y en el Senado con la que el PP y el PSOE acabarán lastimándose si no rebajan y persisten con cuestiones personales cuando la esteticista se esmeraba en desclavar la uña del dedo gordo de la carne..

La política estatal también está de uñas como sucedía antes, sólo que ahora las redes sociales amplifican las voladuras sin pasar por el cribo de los medios de comunicación y algunos nativos digitales no son más que una herramienta de propaganda al servicio del partido que costea la desinformación. Para no terminar con el cuello destrozado y como en la conversación no había grandes secretos, la esteticista escuchó a través del manos libres la inquietud del marmitero por la hostilidad sin medida en el lanzamiento de acusaciones entre los dos principales partidos del Estado, situando a la mujer de Pedro Sánchez, a la pareja de Alberto Núñez Feijóo y a la de Isabel Díaz Ayuso en la escombrera, aunque sobre Alberto González, pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid, pesa una denuncia de la Fiscalía por presunto fraude fiscal con los ingresos obtenidos por la intermediación en el mercadeo de material sanitario durante la pandemia. Puede atufar, pero la presunción debería prevalecer hasta que no haya condena en cualquier caso investigado por la justicia. En Galicia está el ejemplo de la dañina instrucción de la jueza Pilar de Lara con la Pokémon y otras causas, pero populares y socialistas se emperran en pedir soga antes del pronunciamiento judicial como sucedía con la ley de Lynch en EEUU.

“Pues uno de los detenidos del caso Koldo quiso contratar a mi hijo”, comentó la esteticista al colgar el marmitero. El guardia civil en la reserva imputado en la presunta trama del ex asesor de Ábalos buscaba personal para la pizarrera que montó en Truchas (León) con las comisiones por las mascarillas, pero al chaval le olió a chamusquina.

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