Opinión

Análisis con kétchup

Los análisis electorales son parecidos al kétchup. La combinación de la dulce victoria y la salada derrota acaban enmascarando los otros sabores del plato, pero los protagonistas no pueden dejar de masticar hasta el empacho. La amnistía no fue ni guarnición en el resultado de los comicios gallegos, como demuestra que la mayor parte del electorado progresista abrazase la candidatura del BNG, una fuerza soberanista, encabezada por Ana Pontón. Tampoco conviene sacar conclusiones extrapolando datos de procesos electorales. Borja Barea, presidente del PP de Santiago, dedujo que “los compostelanos no quieren una alcaldesa nacionalista” tras el resultado del domingo. Es humano intentar colar tu producto, pero son mercados distintos. Con la suma de BNG y PSOE el mapa local de Galicia seguiría siendo parecido.

La marca continúa con independencia de quien la promocione

Los gallegos distinguen las convocatorias electorales. Sin restarle mérito a Alfonso Rueda, la herencia autonómica de Fraga parece indivisible. Se quedó a un escaño de repetir en la Xunta en 2005 por la edad. el ‘Prestige’ y la guerra de Irak, pero a los cuatro años de bipartito los votos seguían ahí para Núñez Feijóo, en cuatro ocasiones, y ahora para Rueda. La marca continúa con independencia de quien la promocione, como sucede en Allariz con el BNG en las municipales.

La frustración es mayor cuando se ceba la esperanza con encuestas

Los líderes estatales quieren ser el ingrediente principal de todas las salsas. Pedro Sánchez se tomó la convocatoria como la oportunidad de poner la proa a Feijóo y acabó encallando contra el voto estructural del PP en las autonómicas. La frustración es mayor cuando se ceba la esperanza con encuestas y medios afines, pero no había opción de cambio. Ahora el caldo lo engorda Feijóo hasta que se le vaya la mano con la sal.

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