Opinión

El bar de Pablo Iglesias con receta coruñesa

Te has enterado de que Pablo Iglesias estuvo ayer en A Coruña para apoyar a Isabel Faraldo?”, preguntó a tres días de las elecciones gallegas un leído comerciante coruñés al periodista que tiene más a mano para salir del desconcierto por la intimidad del acto. No le había llegado la convocatoria a pesar de que sigue inscrito en Podemos, pero la visita tampoco había sido anunciada a la prensa. La presencia del ex vicepresidente del Gobierno añadía pimienta a la campaña por haber recomendado desde su canal de televisión pasar del pacto con Sumar, como propuso la dirección gallega de Podemos a expensas de la decisión de las bases, y concentrar el voto en el BNG. Los inscritos siguieron la recomendación de Iglesias: decidieron presentarse con Alianza Verde y a pesar del respaldo posterior de su mayor referente votaron al BNG. Podemos sólo rascó 3.598 votos en la cuatro provincias, menos que el Partido Animalista.

El leído comerciante adelantó el descalabro el domingo al mediodía: “Me acabo de encontrar con un apoderado de Podemos que estuvo con Pablo e Irene el jueves -Montero mitineó en Vigo– y me dice que muchos van a votar al BNG porque saben que en estas elecciones no hay nada que rascar, pero tenían que ir solos de cara a calentar las europeas para sacar otros cinco eurodiputados como la primera vez y reconstruir el partido desde el inicio”.

Minutos después del soplo apareció un colega tabernero de buena muñeca para el café y mejor palique detrás de la barra con detalles de la visita de Pablo Iglesias. “Me emociona que un tipo que tuvo tanta importancia en la política estatal los últimos años esté preocupado por temas de hostelería como cuánto te da este proveedor o el otro o qué café sale mejor”, comentó con una risotada. Según esta fuente, Iglesias no iba de farol cuando anunció que quería montar un garito para rojos en Madrid. Y como uno de los responsables de Podemos en A Coruña tiene un abrevadero, le cayó la brasa sobre los entresijos de un negocio puñetero si la mayor parte de la clientela son amiguetes. Suelen mosquearse si la segunda no es por la patilla. Según confesó Iglesias en A Coruña, el garito se llamará Garibaldi en vez “Redstaurante, Chef Guevara o Unidas Comemos” que barajaba en noviembre. Otra ronda.

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