Opinión

Chavales currantes

El ojo ajeno suele engañar menos que el espejo. Al poner un pie en la quinta década los chavales te perciben como un jubileta aunque estés convencido de que sin la carga de tabaco sobrarían piernas para subir y bajar la banda en la pachanga de los jueves.  Días antes de Reyes, en una tienda de zapatillas y ropa deportiva de A Coruña los dependientes, todos en la veintena recién estrenada, se esmeraban para atender a la clientela que en días así se presenta en torrente en vez de por goteo. “Es reconfortante ver cómo los jóvenes trabajáis tan bien”. El dependiente que atendía la caja recibió con sorpresa el comentario y dobló el agradecimiento: “Ahora nos toca a nosotros, ustedes ya han trabajado bastante”.

La generación que se está incorporando al mercado laboral es muy currante aunque el sueldo no alcance 

La inesperada respuesta provocó un giro de cabeza para comprobar si el dependiente se estaba dirigiendo a otro fulano, pero la cola se estiraba con peña de su edad. La imagen que devolvía el espejo de la esquina parecía deshuevarse por las distintas percepciones sobre una edad bisagra, pero la dedicación de los dependientes en la faena confirma que la generación que se está incorporando al mercado laboral es muy currante aunque el sueldo no  alcance para independizarse.

En Galicia aparecen casos en cada esquina de jóvenes con ganas de comerse el mundo aquí o en Madrid

Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, afirmó la semana pasada que “la gente muchas veces prefiere no trabajar, a los jóvenes españoles hay que inculcarles el esfuerzo, el trabajo, la perseverancia”. Ayuso pudo haber tenido una mala mañana o no haber encontrado palabras precisas como el dependiente con ánimo de agradar, pero en Galicia aparecen casos en cada esquina de jóvenes con ganas de comerse el mundo aquí o en Madrid en vez de esperar por una paguita para fundirla. La hija de una colega que cursa el último año en la universidad en Madrid está agobiada porque tiene que dejar la tienda en la que trabaja los fines de semana por las prácticas obligatorias en una empresa de su especialidad. “Yo nunca he quedado mal en un curro y no pienso hacerlo ahora”, manifestó a la madre cuando le consultó sobre qué rumbo tomar. Las pulpeiras de Melide estaban el pasado domingo de comensales hasta la pota, pero los camareros, todos bisoños, aligeraban las mesas con la maestría de un director de orquesta. Les toca a ellos, y cumplen

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