Opinión

El cogollo de la política

"Al final el BNG no consiguió ganar las elecciones en Galicia”, comentó Mike al terminar la tunda de pilates. La primera reacción fue de sorpresa por el interés en la política gallega de un oriundo de los Grandes Lagos norteamericanos. Mike no acostumbra a hablar más de lo necesario, pero sus contados apuntes van al cogollo del asunto. Días antes del confinamiento por la pandemia de covid le preguntó a un médico por las medidas que estaba aplicando en la consulta. “Aunque vamos con mascarilla, te acercas menos a los pacientes y te lavas mucho las manos”, comentó el galeno. Tras unos segundos de reflexión, Mike descuadernó la respuesta con otra pregunta: “Ah, ¿pero antes no os lavabais las manos?”.

"Los partidos regionales siempre van a luchar por su tierra"

Con estos antecedentes, surgió curiosidad por saber si el tirón del BNG alcanzaba hasta el garito que regenta en León un norteamericano o la charla inicial obedecía a simple cortesía por el oficio del chófer de anécdotas en el primer encuentro tras las elecciones gallegas. “A mí me gustan mucho los partidos regionales”, afirmó antes de desarrollar un argumento con cimientos en Estados Unidos. “Los partidos regionales siempre van a luchar por su tierra, mientras los diputados de las fuerzas estatales votan lo que dice el partido aunque sea perjudicial para el territorio en el que han sido elegidos y eso no pasa en Estados Unidos”. Mike prosiguió con la exposición. “Hay congresistas que tienen que votar en contra de la postura del partido si no favorece a su circunscripción o no podrían volver a presentarse porque lo primero es rendir cuentas ante los electores”.

El bajo interés que suscita la gresca pero pueden acabar en hartazgo

El sistema es distinto, el fondo parecido. “La política estadounidense no es como la de España, pero últimamente veo que se parece mucho en el papel poco constructivo de la oposición. Aunque se trate de una medida que beneficie a toda la población sólo hay críticas y descalificaciones”. La percepción de Mike es compartida por una gran parte del personal, sometido a sobreactuaciones apocalípticas de sus representantes. La urgencia por verter en las cloacas sociales o en los medios una frase incendiaria ha arramblado con la reflexión que debería guiar la política. La indiferencia es la respuesta común por el bajo interés que suscita la gresca pero pueden acabar en hartazgo, como sucedió con el 15-M, si no aflojan.

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