Opinión

Condúceme a besos

La carretera se cobró el pasado año la vida de 116 personas en Galicia, 18 más que en 2013 si se contabiliza a los fallecidos 24 horas después del accidente. El exceso de velocidad y las distracciones son las causas principales de los siniestros y el 93% de las muertes han sucedido en carreteras convencionales. Las provincias de Lugo y Ourense encabezan esta trágica lista, según explicó el delegado del Gobierno, Santiago Villanueva, durante la presentación del balance anual. La Comisión Autonómica de Seguridad Vial abordará en algún momento del primer trimestre de este año las causas de los accidentes para poder aplicar medidas que permitan reducir la siniestralidad, pero despistes y mala carretera de curvas no son compañeros de viaje aconsejables.

El jefe del sector de Tráfico de la Guardia Civil en Galicia, el teniente coronel Francisco Javier Molano, se vio ayer en el brete de justificar que la multa de 80 euros impuesta a una joven de O Carballiño por recibir un beso de su mozo mientras conducía obedece a "una distracción importante". Para la mayoría resulta un delirio con afán recaudatorio, para otros la sanción es adecuada, según se puede leer en los comentarios de la noticia en este periódico. Los agentes argumentaron en la denuncia que "la conductora mantenía relaciones cariñosas con el acompañante", aunque la multada exigió que indicasen que era por un beso. Ni siquiera cometió un exceso. Aunque la cautela nunca sobra al volante, convendremos que uno se sentiría más seguro si la persona que conduce el vehículo que viene en sentido contrario está recibiendo una caricia del copiloto que una bronca. Un reconfortante beso no puede alterar la concentración de una persona tanto como escuchar un boletín de malas noticias durante un interminable atasco, por tirar de un ejemplo cotidiano.

Cada vez que respiramos nos morimos un poco. El oxígeno oxida, chico, pero es lo que hay. Cada vez que nos subimos a un coche sabemos que nos la estamos jugando. Los riesgos por las posibles distracciones son imponderables, incluso para esos agentes de ojo censor y multa fácil, pero hay que seguir avanzando sin pensar demasiado en las probabilidades o el ser humano se quedaría parado. Prudencia con la velocidad y ahora también con los besos.

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