Opinión

El control del cinto o la vida

El 1 de enero de 1976 entró en vigor la obligación del uso del cinturón de seguridad en los asientos delanteros del coche, tanto del conductor como del acompañante, y en 1992 se amplió a las plazas traseras. Una campaña de la DGT sobre las virtudes del anclaje suena a ficción 32 años después de la implantación de la norma en todo el vehículo, pero el crudo parte de muertos se ocupa de desmontar la percepción.

De las 51 personas fallecidas en accidentes de turismo y furgoneta el año pasado, 26 no llevaban el cinturón de seguridad anclado. Se trata del 51% de unas muertes que se podría haber evitado con un gesto instintivo por la repetición. No para todos ni en todas partes. En la provincia de A Coruña la cifra se eleva hasta el 57%. “Toda insistencia es poca”, comentó María Rivas, subdelegada del Gobierno, a pie de control para estrenar la campaña que discurrirá hasta el 17 de marzo. También se supervisan los sistemas de retención infantil, por lo que ser primerizo no libra de la denuncia.

La DGT no sale a multar al aguardo como sucede con los radares móviles, pero en la campaña, con anuncio previo, del año pasado ligaron a 931 turismos sin cinturón de los 68.016 controlados. Hay quien no entiende la obligación pretextando que solo pones en riesgo tu vida, no la de los otros vehículos por ir suelto. Además de no ser del todo cierto en caso de que haya acompañantes en un siniestro, puedes palmar o quedar amarrado a la cama. La cuenta sanitaria se dispara para la aseguradora, la sanidad y la familia. Solo los trayectos cortos en una población dispersa con la falsa sensación de que en el asiento de atrás no puede pasar nada explicaría que la mitad de los fallecidos fuesen sin el cinto de la vida. 

Te puede interesar