Opinión

Meriendas institucionales

Andamos más enredados en valorar si los representantes públicos acuden a meriendas institucionales o pasan de saraos solemnes que de su gestión o de sus propuestas para mejorar la vida del personal. 

En Galicia mucha peña supo que se seguía celebrando la ofrenda del antiguo Reino de Galicia al Santísimo Sacramento porque este año Martiño Noriega y Xulio Ferreiro, alcaldes de Santiago y A Coruña, declinaron asistir al acto religioso que se celebró en Lugo. Cuando el exregidor compostelano Ángel Currás hizo pellas en la misma ceremonia porque bastante tenía con los enredos judiciales, nadie le prestó atención a la ausencia ni la calificó de desconsideración.

A Martiño Noriega, regidor de la ahora ciudad rebelde de Compostela, le llovieron palos por renunciar a leer la ofrenda al Apóstol. Se pude cuestionar si estuvo a la altura del parque temático que tira de la economía de la ciudad que dirige, aunque a nadie debería sorprender que sea el arzobispo Julián Barrio quien se encargue de la relación con el Apóstol y el alcalde se ocupe de prestar servicios a sus ciudadanos, sean o no creyentes. La semana pasada, al regidor de la Marea Atlántica Xulio Ferreiro también le zurró el BNG por asistir a la inauguración del congreso de la Confederación Española de Directivos y de Ejecutivos que presidió el rey en A Coruña. Le reprocharon que estuviese predicando en el auditorio una economía justa ante 1.800 mandamases en vez de apoyar una concentración de un centenar de personas en la puerta. Por cierto, la pancarta más grande reclamaba "xustiza para Jimmy", el miembro de los Riazor Blues asesinado presuntamente por ultras del Frente Atlético en los aledaños del Vicente Calderón.

Anteayer, el gran cotilleo político de este país fue que el 'podemita' Pablo Iglesias no había bailado en el 'Guateque Nacional' que se celebró en Madrid con motivo del 12 de octubre mientras el 'ciudadanita' Albert Rivera concitaba todas las miradas en su primera incursión en la pasarela de la Fiesta Nacional en el Palacio Real. Y después nos sorprendemos de que el casposo 'Sálvame' sea uno de los programas más vistos en televisión. Estamos más pendientes de la meriendas de otros que de nuestro pan.

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