Anteayer este chófer de anécdotas tuvo la inmensa fortuna de participar en el Foro La Región para hablar del libro "Rosalía Mera. El hilo suelto". Hace unos meses, cuanto tocó presentar el regreso de Anxo Quintana al debate píblico me sorprendió la participación de la ciudadaní y la calidad de sus preguntas e inquietudes. Anteayer, tras la cálida instrucción de Nora Sola y la inmerecida semblanza del maestro José Luis Gómez, a uno no le queda más remedio que reconocer que otra vez volvió a estremecerse por la asistencia y las cuestiones de la gente que vive en la Atenas gallega.
Escribir en un periódico centenario como La Región es un orgullo. Tener de editor a Óscar Outeiriño, de director a Sechu Pastoriza y poder disfrutar de unos compañeros excelentes como Freire, Miguel, Juan Luis, Manuel, Pilar, Andrés y Javi y todos los demás es una suerte que no se paga con un reconocimiento público en la columna cada día.
Para un chófer de anécdotas, que ha recorrido casi todas las "corredoiras" de esta tierra de aristas y de artistas, Ourense es un ejemplo. Dos señoras se acercaron para felicitar por la reflexión que, quizá con más voluntad que peridicia, aparece en estas páginas cinco días a la semana. El sentimiento de gratitud perdurará toda la vida.
Una sociedad civil que lee y participa en los foros públicos está muy viva, aunque las estadísticas indiquen que la provincia se está quedando sin ourensanos. Hay remedio. El futuro está ahí y sólo hay que querer ganrlo con apuestas atractivas como la del termalismo, la llegada del AVE a Galicia. Entre nosotros, ahora que estamos en la intimidad, Ourense no tiene nada que envidiar a la Toscana.
