Opinión

Pedro Puy en la escalera

Pedro Puy tropezó con el escalón cuando se dirigía a su escaño situado al lado de una columna en la séptima fila del Congreso. Cambiar la portavocía del PPdeG en el Parlamento de Galicia, que defendió con solvencia durante 14 años, por un asiento en el gallinero del Congreso no puede considerarse un ascenso, salvo por los escaleras. En su despedida de O Hórreo en julio recibió un aplauso unánime y el reconocimiento del BNG y del PSdG, pero el pico más cultivado de los populares –tanto en Santiago como en Madrid– padece las consecuencias del error de cálculo de su jefe de filas.

Núñez Feijóo no consiguió ser investido presidente del Gobierno en la primera votación y tampoco se prevé que lo consiga el viernes en la segunda. Y Puy, al que en los mentideros se le adjudicaba un papel parecido al que desempeñaba en Galicia pastoreando las mayorías absolutas de Feijóo, se dedica a calentar escaño mientras escucha a Cuca Gamarra en la investidura o a Borja Sémper en el pleno para la implantación de las lenguas cooficiales cuando su oratoria está varios escalones por encima de los compañeros de partido.

No es la única costura que  tuvo que remendar el presidente Alfonso Rueda por el salto a Madrid de Feijóo sin el éxito previsto. Francisco Conde, vicepresidente y conselleiro de Economía, y Rosa Quintana, conselleira del Mar, aceptaron ir en la lista de las generales a falta de poner su nombre en la puerta de un ministerio, pero hasta ahora han tenido menos protagonismo que el socialista Gómez Besteiro. Feijóo lo señaló para criticar la candidatura por decidir del PSdeG a la Xunta durante la réplica al concienzudo repaso a Galicia de Néstor Rego, diputado del BNG. ¿Regresará alguien del PP con Besteiro? 

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