Opinión

El PP, la boda y fin de la cita

Después de lamentar un porrón de veces tener que asistir a la homilía de inicio de curso del PP al pie de la fortaleza de Soutomaior, como sucede con los sermones de cualquier otra fuerza política, estás 24 horas han sido un sinvivir por no haber acudido. El desvelo no obedece a la preocupación por la reforma electoral que el PP quiere acometer por la espalda, con prisa y sin consenso, para que en los concellos gobierne la lista más votada aunque no consiga la mayoría absoluta; ni por la reducción del número de diputados en el Parlamento gallego que Feijóo hará aunque disguste a la oposición o precisamente por eso; ni siquiera por la poda de aforados en España que ha anunciado Gallardón, quizá pasándose otra vez de frenada por lo que ya ha corregido De Cospedal, sino por esos novios que consiguieron que en la verbena del PP se abreviasen los discursos sin importarle que los fuesen a propinar Rajoy, Feijóo, Louzán o el cura del pueblo.

Los mozos celebraban la fiesta de su boda, a los invitados no les apetecía compartir el patio del castillo con la militancia popular y si alguno seguía por allí cuando llegasen los novios, la cuenta del banquete correría a cargo del PP de Pontevedra. El acto estaba previsto para el sábado, pero la cumbre europea propició que se trasladase al domingo bajo amenaza de puntualidad o dolorosa. Rajoy llegó a Soutomaior con retraso y sólo faltó que Rafael Louzán corriese a pedir a TVE los micrófonos de '59 segundos' cuando se extendió en la arenga a los suyos.

Los medios dieron cuenta de la anécdota, pero nada más dijeron sobre esos novios y esos invitados que hicieron salir por piernas al presidente del Gobierno, al presidente de la Xunta, a presidentes de diputaciones, a conselleiros, alcaldes, a concejales, a meritorios y a militantes...

No son buenos tiempos para los políticos. Años atrás pagarían los novios y los invitados para que toda la tropa bendijese la boda. "No hay brotes verdes, sino raíces vigorosas y recogemos los frutos porque plantamos cepas nuevas", proclamó Rajoy mientras Louzán esperaba el fin de la cita para retirarle el atril. Este matrimonio sí nace con raíces vigorosas. ¡Vivan los novios!

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