Opinión

El profundo respeto al mar

Hasta hace poco un gran número de marineros no sabía nadar. En la Costa da Morte se decía que era para no alargar una irremediable muerte en caso de naufragio lejos de la costa. Al mar hay que tenerle siempre respeto, como bien saben los lobos marinos. Da igual que seas un avezado nadador. No te la puedes jugar. Acostumbra a llevarte el brazo y ganar la pelea antes de que llegues a la orilla.

Ayer fue un día de calor y luto. Dos personas perecieron ahogadas en Cangas y en Ribeira y el balance pudo ser mucho peor. Tres septuagenarias y dos cativos fueron rescatados en la coruñesa playa del Matadero gracias a que los socorristas llegaron a tiempo cuando el mar de fondo se los quería llevar para siempre. Estas cinco personas tendrán una segunda oportunidad, pero los bañistas de Cangas y de Ribeira se suman a una trágica estadística.

Hubo un directivo de una importante empresa al que le apasionaba ir a por percebes en la afilada costa de Corme. Un día de mar estropeado los marineros le advirtieron en el puerto que no pintaba bien el asunto. El hombre porfió, se jactó de su conocimiento de las corrientes e incluso cuestionó la valentía de unos tipos que miran cada día de frente a la muerte. Machiño, cuando unos hombres que se ganan el sustento de sus hijos en las rocas te dicen que la mañana está de no, hazles caso. A los pocos días recuperaron su cadáver y el personal convino que su bravuconería lo había condenado.

En la playa de Traba de Laxe no suele pasar verano sin ahogado que lamentar. Curiosamente, casi ninguno es de la zona y no lo es porque no se meten ni desafían inconscientemente al peligro. En la playa, cuando el agua te llega al cuello, la valentía es nadar en paralelo a la orilla.

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