Opinión

Sanidad, amnistía y estatuto de autonomía

Las formaciones políticas dedican mucho esfuerzo a trazar las estrategias electorales sobre las que pivotar la campaña. En las elecciones gallegas hay tres temas a los que se le dedica más cacareo político y más tiempo en los medios de lo que acabarán pesando en la decisión del voto: sanidad, amnistía y estatuto de autonomía. Recuerda al lema de la transición que cambiaba sanidad por libertad y tuvo relevancia en las generales del 23-J, pero el votante no acostumbra a confundir los procesos electorales como se constata en Pontevedra, donde el nacionalista Miguel Anxo Fernández Lores lleva más de dos décadas con el bastón de mando y en las autonómicas y generales arrasa el PP.

Para un marmitero escorado a la derecha las protestas sanitarias no cambian ni un voto de bando porque el grado de satisfacción que manifiesta el ciudadano en los sondeos del CIS es alto, salvo casos puntuales con la Atención Primaria. El personal sabe que cuando está muy chungo el sistema público responde mejor que la sanidad privada. Las protestas por el cierre del paritorio de Verín en diciembre de 2019 diagnosticaban pupa en las opciones de Feijóo para repetir mayoría absoluta, pero después de la pandemia de covid que afrontó con bastante “sentidiño” recogió 42 diputados. A pesar de tener el punto de sal pillado a las campañas, el marmitero de la derecha sostiene que la ley de amnistía y las cesiones al independentismo catalán influirá en las gallegas de febrero.

Otro buen fogonero en la sala de máquinas de la izquierda coincide en la percepción sobre la sanidad, pero sostiene que la amnistía influirá nada o casi nada, como sucedió con el Estatuto de Autonomía con el que se enredaron Touriño, Feijóo y Quintana para acabar el texto sin reformar en un cajón. Las elecciones de 2009 las ganó el que más empeño puso en que no saliese adelante aunque ahora se lamente en la disputa con el Gobierno por la ley del litoral. Un tema distinto puede ser la crisis de los “pellets” de plástico en la costa, pero a estas alturas del cruce de culpas entre la Moncloa y San Caetano y tras la defensa chirriante del patrón mayor de la cofradía de Muxía, se puede aventurar que el PPdeG no perderá un voto amarrado pero podría espolear a la izquierda que pasaba de las gallegas.

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