Opinión

El triste final de Beiras

Resulta muy triste contemplar como Xosé Manuel Beiras acaba emborronando su obra política. Capaz de regresar al Parlamento con una fortaleza sorprendente para una coalición política improvisada por el adelanto electoral que decidió Núñez Feijóo, el autor de 'O atraso económico da Galiza' y una de las mentes más privilegiadas de esta tierra de aristas y de artistas ya casi parece una mala parodia de su personaje. 

Apasionado del teatro, el papel que interpreta no corresponde con su gigantesca capacidad intelectual. Tenía la oportunidad de elevar el discurso de una Cámara cada vez más plana, pero Beiras se ha perdido en la marrullería dialéctica, aunque en muchas ocasiones tenga razón. La forma empaña el fondo y al Gobierno de Feijóo le va de maravilla con una oposición que compite por vocear en vez de proponer otras maneras de hacer política.

Alguien debería decirle a Beiras, con todo el respeto, que se equivoca, pero parece ingobernable como sucedió con Manuel Fraga en sus últimos años al frente de la Xunta. Ayer en su cuenta de Twitter y en rueda de prensa, el portavoz parlamentario de AGE le deseó al presidente Feijóo y a la conselleira de Sanidade, Rocío Mosquera, que sufran la hepatitis C para que vivan el calvario de los enfermos que reclaman a la Administración los nuevos y costosos fármacos. 

La reunión con los portavoces de la plataforma de afectados para emprender iniciativas parlamentarias que alivien la dura situación de los enfermos quedó desdibujada por otra salida de tono del veterano político. Durante la campaña electoral reconoció en una entrevista en Telemiño que su regreso a la arena política en cierto modo era un fracaso de una sociedad carente de referentes. Con su oratoria demoledora fue capaz de prender la ilusión de mucha gente descontenta, pero en el Parlamento se esperaba mucho más que las cansinas descalificaciones al Gobierno . 

El Beiras pensador nunca sobra ni sobrará. Su obra no pasa de moda, como le reprocha Feijóo para que pierda los papeles. El Beiras vociferador es un lastimero epílogo para un gran político. Pues debe de ser cierto que las segundas partes nunca son buenas. Pierde él y pierde Galicia.

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