Opinión

Un debate al nivel

La jornada se presentaba como si en la agenda apareciese la visita sin anestesia al dentista. Plantarse delante de la tele para desayunar, comer y merendar con el Debate do estado da autonomía sin la salpimienta de la tribuna de invitados no parecía un plan sugerente, sobre todo cuando antes de empezar el socialista José Ramón Gómez Besteiro anunciaba en el pasillo del Parlamento de Galicia su candidatura a las primarias del PSdeG para competir por la presidencia de la Xunta. Error de cálculo, esta columna estaría desnutrida sin el cotilleo. A pesar de que los protagonistas afrontaban por primera vez una sesión de este tamaño,  sólo repetía la portavoz del BNG, Ana Pontón, el debate resultó divertido, a veces duro como sucede cuando está a punto de sonar la campana electoral, trufado de anuncios, promesas y las cifras calzando el argumentario de cada formación al gusto. El ruido de la investidura de Pedro Sánchez y el repaso al bipartito tres lustros después de fondo.

El Parlamento de Galicia no sólo está al nivel del Congreso de los Diputados, sino que lo supera en elocuencia. Las intervenciones que iban a ser escuchadas como el hilo musical mientras se realizaban tareas domésticas acabaron captando la atención. Lástima de prórroga para que los populares Alfonso Rueda y Alberto Pazos, la nacionalista Ana Pontón y el socialista Luis Álvarez continuasen atizándose hasta la salida del after. Todos cumplieron su papel con solvencia y las limitaciones de los procesos internos. Mientras Alfonso Rueda prometía un bono asistencial universal de 5.000 euros para los familiares que cuiden a un dependiente y Ana Pontón desgranaba sus propuestas de cara a las urnas, a Luis Álvarez le faltaba cabeza de cartel al que ensalzar. Dos posibles estaban en el Hemiciclo: Besteiro en la tribuna de invitados, Gonzalo Caballero en su escaño. El secretario xeral del PSdeG, Valentín González Formoso, se descartó nada más proponerse Besteiro.

El PPdeG ha cambiado de piel. La partida de Núñez Feijóo a Madrid para presidir el PP nacional incluso le puede sentar bien. Alfonso Rueda es igual de áspero en la réplica pero con una gestualidad más empática. Y Alberto Pazos no desmerece a Pedro Puy, con menos citas académicas pero más retranca.

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