Opinión

"Un hombre de éxito"

Un resfriado de ese hombre puede condicionar la vida de muchas familias. A una amiga le encargaron el marrón de redactar una nota de prensa sobre ese "hombre de éxito" al que la institución en la que lleva las cuentas le acababa de conceder un premio por su trayectoria profesional. Llamó para enfocar el tema sin ocultar su desesperación, además de anticipar las disculpas por el intrusismo. Pero como un periodista pregunta cuando no sabe, agradeció el teléfono de dos amigos de la infancia del homenajeado para conseguir alguna anécdota sabrosa para que el texto no quedase frío como un currículum. 

Dos horas después devolvió la llamada para dar el parte de su investigación. "Sólo me han contado lugares comunes. Que es un hombre de éxito, como ya sabemos todos. Que es un apasionado del deporte y de joven se le daba bien, pero las altas obligaciones de su cargo le impiden seguir jugando al tenis. Además, los dos han subrayado que adora a su familia sobre todas las cosas y que lamenta no poder dedicarle el tiempo que quisiera porque se pasa gran parte del año viajando. No tengo nada, no sé cómo lo hacéis los periodistas". Tenía mucho más de lo que creía. ¿De verdad se trata de un hombre de éxito? Un deportista parado sin lesión reconocida se siente como un futbolista chupando banquillo. Lo que más desearía sería poder asistir a esos pequeños momentos que no se vuelven a repetir en vez de estar tomando decisiones en las alturas, pero el "hombre de éxito" se tiene que contentar con ejercer de padre y marido a distancia.

Las prioridades son personales como las huellas dactilares. La sensación de éxito también. Cuando el presidente Feijóo remodele su Gobierno para que Beatriz Mato y José Manuel Rey Varela intenten asaltar las alcaldías de A Coruña y de Ferrol, quizá haya dos personas que se sientan muy afortunadas por ocupar el despacho en una consellería de la Xunta. Para otros, sin embargo, sería una  faena porque  puede tocar el mismo día visitar Viveiro, Vimianzo y Verín. Olvídense de la pachanga y del resfriado de los cativos. En estos momentos de descrédito político, no está de más reconocer las horas que entregan, con mayor o menor acierto, sin que los consideren mujeres y hombres de éxito. 

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