Opinión

Quo vadis, PSdeG?

El domingo 18-F doscientos siete mil seiscientos noventa y un socialdemócratas votamos las cuatro listas provinciales del PSdeG. Somos cuantos vivimos en Galicia, a día de hoy conformando el suelo exacto, ni uno más ni uno menos. Quienes desde el voto de las municipales y generales se quedaron en casa u optaron por otras candidaturas no eran socialistas. Tampoco son nacionalistas ni conservadores. Así mismo no serán de izquierdas cuando retornen a otras papeletas del PSOE en nuevas convocatorias. La sociedad moderna es así, funciona saludablemente de este modo aunque ideológicamente suponga una incongruencia y resulte imposible predecir cuál es el sesgo sobre el que los votantes se inclinarán en cada momento al ser llamados a las urnas. En este sustrato funcionan dos fenómenos determinantes en cada campaña electoral: el miedo y la presunta utilidad. El primero actúa con más contundencia que el segundo, sin embargo es cierto que la sociedad en general se está volviendo impermeable a ambos y son las casuísticas de comunicación y los intereses íntimos, no concienciados por las ideas, quienes determinan los comportamientos decisivos.

207.691 electores optamos por apoyar a José Ramón Gómez Besteiro, quien nadando en una campaña absolutamente errática ha demostrado ser un político consistente, forjado en la experiencia de gestión, en una travesía del desierto y con las ideas programáticas claras. Por tanto no se debiera achacar a su personalidad y liderazgo el mal resultado obtenido, como tradicionalmente ha venido haciendo el PSdeG en todos los fracasos autonómicos anteriores. En política, al hablar de las circunstancias, no es digno hacer honor a Ortega y Gasset pero con Gómez Besteiro han influido más las coyunturas circundantes que sus valores personales. De ahí que la pregunta del título resulte imperativa: ¿qué camino real determinará la nueva andadura del PSdeG? Una, puede seguir la larga estela cainita de las cartelerías anteriores: Paco Vázquez, Gónzalez Laxe, Sánchez Presedo, Abel Caballero, Pérez Touriño, Pachi Vázquez, Xaquín Leiceaga, Gonzalo Caballero, en las que únicamente Laxe y Touriño, por ser presidentes de la Xunta, repitieron. Dos, pueden optar por una reflexión y acción, más allá de los codazos habituales entre los cuadros locales y autonómico, para diseñar una estrategia ajena a los intereses y personalismos existentes en todas las depauperadas sedes socialistas gallegas.

Durante las dos últimas décadas el PSdeG ha perdido la savia de la antigua militancia. Se engañan si ponen sobre la mesa listados de gente que paga las cuotas. Igual ni son votantes efectivos. Ni son suficientes para enfrentarse a la militancia fuertemente ideologizada del BNG. Ni son suficientes para derrocar a la potente y eficaz maquinaria electoral y económica del PPdeG. Ni aún para alcanzar los 28 escaños logrados por Gónzalez Laxe en 1989 frente a Fraga. El PSdeG, si mira al futuro con la óptica actual, sólo verá espejismos. De aquí a las próximas municipales no solo deberá reconstruir la obsoleta estructura electoral, sino también emprender acciones de transmisión ideológica, de educación para el socialismo, a la juventud. No será suficiente gestionar bien y publicitarlo. La buena gestión es obligatoria no una dádiva política. En el argot publicitario: ya no vende.

En ese mercado de slogans y proclamas, si salimos a la calle y preguntamos a la gente moza: ¿qué es el socialismo? ¿A dónde nos lleva la socialdemocracia? ¿Qué diferencia a un político socialista de un conservador? Probablemente nos mirarán con cara de póquer. 

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