Mucho antes de que la palabra resiliencia empezara a ponerse de moda, el atletismo era ese deporte que cae y se levanta, cae y vuelve a levantarse. Más alto, más fuerte, más rápido. Y así, siempre. El campeonato empezó bajo la negra sombra de la sospecha, con el ánimo bajo por el caso Mo Katir.
La mañana fue pobre en registros. Ni Asier Martínez ni Quique Llopis consiguieron sacar al público del sopor al comienzo de la tarde. Hasta que apareció María Vicente y se largó un 8,08 en las semifinales de los 60 vallas. Y sonrió. Justo a continuación Paula Sevilla corrió más que nunca en un 200 bajo techo y paró el crono en 23,13 (segundo registro español de todos los tiempos y récord de los campeonatos) Esther Navero la retó después con un 23,28.
La chispa de la pista ourensana lanzó a Adriá Alfonso hasta un 20.90 en los 200, y convirtió a Pol Elvira y a Samuel Chuckweneka en los mejores sub-20 y sub-18 en los 60 lisos.
Entonces, aparecieron las mujeres del 60. Jael y María José, en un duelo a distancia en semifinales. Entonces sucedió. En la primera serie Jaël Bestué arrancó como nunca y aceleró sin descomponerse hasta cruzar la línea. Su mejor carrera de siempre. 7.18, mínima para el Mundial de marzo. Solo dos décimas más que el récord de España de María José Pérez. Bestué sonrió, como María Vicente. Y también sonrió Pérez, que está de vuelta, y corrió en 7.22. La gente se frotaba las manos con el duelo en la final. Sin embargo, no hubo tal. Betsué se fue por delante en los primeros metros e inesperadamente sola no consiguió mejorar la marca.
Entre medias, Pablo Torrijos volvió a colgarse el oro en triple con un último salto por encima de los 16 metros. Fue un homenaje a aquella mañana de marzo del 2020 en el mismo escenario cuando toca el cielo de los 17 metros casi cuando quería. Y la primera bola de Belén Tomil cruzó la pista central. Después se le fue un tiro alto y en el tercero enganchó un 18.23, batiendo un récord de hace 28 años. Marta García y Adel Mechaal se dieron sendos paseos en las finales de 3.000. La grada del salto de altura se lo pasó en grande. Al final, David Bolado botó por encima de los 2,20.
Y Attaoui, Mariano García y Adrián Ben se prepararon para la gran final del campeonato, el 800. Cada uno dominó su semifinal a su estilo: Attaoui, como un tiro; Mariano, siempre en cabeza; Ben, con su sprint a 150 metros. Hay densidad y calidad en las cuatro vueltas. Este sí será un duelo. Pero Jaël fue la que encendió la luz.
Fotos: Miguel Ángel y Óscar Pinal.
