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Hace años el parque Miño era un lugar donde los niños se reunían a la salida del colegio para jugar. Actualmente, el estado del parque deja mucho que desear. Los caminos de tierra se han convertido en barrizales, el bar donde los padres se juntaban mientras los niños jugaban se encuentra cerrado y los únicos visitantes que hay son los que acuden a los gazebos.
Fotos: Martiño Pinal.