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Atos: un jovenzuelo de dos años, alegre, sociable y con unas ganas enormes de disfrutar de una vida en familia. Es el compañero perfecto para ello: paseos, diversión, juegos, relaciones sociales y mucho, mucho amor… ¡Es lo suyo!
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Barky: es un mestizo de cuatro años que llegó en junio en un estado de desnutrición severa. Él es uno de esos “invisibles” que siempre permanece al fondo del patio. Desconfía todavía del ser humano, aunque ha avanzado mucho desde su llegada, pero convive sin problemas con los demás peludos de su patio.
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Moncho: uno más de la larga lista de mastines que han llegado a lo largo de este año. Criado desde pequeño en una granja, su dueño falleció. Esta maravilla de 53 kilos y mirada noble se ha adaptado perfectamente a su nueva situación y no ha tenido el más mínimo problema con el resto de compañeros de patio.
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Tato: llegó en agosto en estado calamitoso, famélico y con heridas en las orejas, patas, ojos…. Es un impresionante cruce de boxer de unos 34 kilos y siete años, que actualmente permanece en patio con un macho sumiso y tres hembras y se ha recuperado completamente de sus heridas. Siempre es el primero en saludar y se desvive por una caricia y un poco de atención.
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