SERVANDO CID ÁLVAREZ: “Debemos fomentar los lazos entre emigrantes y cooperar para mejorar la comarca'

Servando Cid ÁLvarez, en su casa de Celanova (Foto: MARCOS ATRIO)
Los cafés del espolón celanovés son estos días punto de encuentro de numerosas familias de emigrantes en América y Europa que regresan a su tierra para disfrutar de unos días de vacaciones. Uno de los nativos afincados desde hace 42 años en Nueva York es Servando Cid Álvarez que, con ganas de potenciar las relaciones de los emigrantes en la diáspora, está trabajando en la creación de una Asociación de Amigos de Celanova que promocione proyectos en la comarca.
¿Cómo surge la idea de crear la asociación?
Los emigrantes de Terras de Celanova somos una comunidad muy importante en Estados Unidos, sobre todo en New York y New Jersey, pero nuestra relación básicamente se reduce a nuestros encuentros veraniegos en Celanova, porque allí sólo nos vemos en bodas y funerales. Así que desde hace tiempo tenía en la cabeza la idea de crear una asociación que fomentase los lazos de unión entre los emigrantes en el exterior y, a su vez, estrechar los vínculos con la comunidad local a través de obras sociales.

¿Cuáles serán los objetivos?
La idea es articular, en torno a una comida de confraternización que se celebraría en agosto en Celanova, la directiva y finalidad en base a la opinión de la mayoría. Pero cuyo desarrollo pasaría por averiguar cuáles son las necesidades de la comarca y utilizar nuestra posición para desarrollar proyectos que mejoren la calidad de vida de los lugareños; por ejemplo con nuevos servicios para los mayores o infraestructuras para la atención a la infancia.

¿A quién esta dirigida esta primera convocatoria?
La asociación no tendría por qué cerrarse a los emigrantes de Estados Unidos, sino que lo ideal sería ampliar la organización al resto de focos que centralizaron la emigración celanovesa tanto en Centro y Latinoamérica, como en Europa. Y, por su puesto, a todos los vecinos de la comarca que quieran colaborar de algún modo en el proyecto.

Sí, soy optimista. Los centros y Casas de Galicia están perdiendo fuerza porque los jóvenes no quieren seguir en las instituciones de sus padres. Por eso tenemos que hilar fino, atender sus sugerencias y, sobre todo, ir de la mano de las nuevas tecnologías. Hace unos años hice varios intentos de potenciar los vínculos, pero quedaron por el camino. Esperemos que a la tercera vaya la vencida.

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