El Breogán marcó diferencias en la primera mitad y los locales se quedaron en la orilla en una remontada con la que soñó un Pazo imponente

El COB, sin margen de error

Salva Arco vuela en la zona del Breogán buscando un pase con Betinho y Eric Hicks a su lado. (Foto: josé paz)
El primer tiro del partido fue para James Feldeine. El alero falló un triple sin defensor. Una hora y media después, el jugador dominicano se sentó en el banquillo ovacionado por su afición en un Pazo que asistió impotente a su recital y con el partido decidido ya en el último minuto.
Entre esos dos momentos se vivió un derbi apasionante en un Pazo imponente. 'Esto es lo más parecido a un partido de ACB', dijo Rafa Sanz en la rueda de prensa. En Ourense hubo partidos en la ACB que ni por asomo tenían ese ambiente.

El Breogán fue mejor en el global del partido. La primera mitad fue un potosí impensable en un partido de esa rivalidad y con tanto en juego. Los lucenses tuvieron un coto privado en las dos zonas y estiraron el marcador a su antojo.

El COB malvivió en ataque del acierto heroico de Arco y nunca estuvo a la altura del partido en defensa. La renta, 17 puntos, incluso fue corta.

Pero un derbi no podía ser tan claro. Menos cuando el COB que terminará la Liga ya no es el equipo apático y resignado de la primera mitad de temporada.

Los ourensanos salieron del vestuario sobre la bocina para empezar la segunda mitad y enseñaron los dientes desde la primera defensa. En los segundos 20 minutos multiplicaron por tres los rebotes ofensivos y por cinco las recuperaciones. En cinco minutos se metió en el partido e involucró a su afición en la batalla. Había derbi.

Arco acribilló el aro y desquició a Betinho, Cárdenas hizo de un Brown menos lúcido de lo habitual, Fergerson se sumó a la fiesta y Kale se multiplicó para nivelar la batalla en la zona.

El reloj de arena de la renta visitante empezó a restar. Sin prisa pero sin pausa la ventaja fue menguando hasta los tres puntos. Pese a que Onyekwe y Starosta siguiesen siendo lastre y no ayuda pero compensados con el -6 de valoración con los que terminó Mokongo el tercer cuarto.

El equipo creyó en la remontada y la afición ratificó ser la mejor noticia del club pase lo que pase con la temporada. De la mano llegaron a la recta final del partido con opciones de victoria.

Ahí apareció Arteaga para ir siempre un centímetro por encima del resto, Hicks para hacer siempre un esfuerzo más que sus pares y sobre todo Feldeine para anotar siempre una canasta más que el COB. Entre los tres, y con el último como elemento más diferencial, hicieron justicia a un derbi en el que el Breogán ganó a los puntos y también dio los golpes más duros y determinantes. El derbi fue el fiel reflejo de la diferencia existente entre un equipo que llega al alza a la pelea por la permanencia y otro que tiene argumentos para pensar en algo importante en la lucha por el ascenso.

El COB confirmó que está dispuesto a morir matando pero ahora con el hándicap añadido de tener que afrontar cada partido con la navaja al cuello y con un ojo pendiente de lo que haga el Adepal.

Melilla es el próximo rival y de nuevo con el Pazo como escenario. Ahora ya sin red.

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