La capitana del Burgas deja, tras 24 años, un deporte en el que ha sido un referente y clave para su crecimiento en Ourense
Lo de menos era el partido. El objetivo del club estaba conseguido desde la pasada jornada y con la permanencia en el bolsillo la emoción se centró en el antes y en el después. El último partido de la temporada del Cidade das Burgas lo fue también para su capitana pero esta vez sin intención de continuar.
Nati Pacios lo deja. Colgó las botas y lo hizo con un reconocimiento merecido. 24 años después deja un deporte que no reconocería nadie cuando se estrenaba en el patio del Colegio Carmelitas, cuando casi tenía que jugar a escondidas. "Nos decían que no era un deporte para chicas. Ahora todo es distinto", dice Nati Pacios.
El día fue especial, "con muchos nervios ya al despertarme", y en la cancha se disparó todo. Primero un mosaico en las gradas y después un video con sus mejores momentos que le hizo saltar las lágrimas. "Fue muy bonito. Miraba hacia donde miraba sólo veía a gente llorando. Fue muy emocionante", asegura una jugadora que junto a su hermana Sonia, a Begoña o a Enatali marcaron el cambio de rumbo del fútbol sala femenino en Ourense.
Y aún quedaba el momento más emocionante de la tarde. Quedando un minuto llegó el momento de la retirada. Le pasó el brazalete de capitana a su hermana Sonia y después recibió un ramo de flores de manos de su hija , Noa. La misma a la que llegó a dar el pecho en una ocasión antes de saltar a la cancha.
"Ha sido todo muy bonito y me voy muy contenta. Lo tengo muy decidido. Físicamente ya no me encuentro bien para jugar en Primera División y hay otras jugadoras muy buenas que lo tiene que hacer igual o mejor que yo", dijo la ya ex capitana del Cidade das Burgas.
