Fútbol

El juego del pilla pilla

LUÍNTRA 26/09/2021.- Nogueira-Velle, partido de fútbol. José Paz
photo_camera El defensor del Velle Adrián Martínez se aplica para detener al futbolista del Nogueira Soto (JOSÉ PAZ).
Nogueira y Velle se enredan en un partido de ida y vuelta en el que las porterías fueron meros adornos decorativos

Nogueira y Velle salieron del partido como entraron, lo inevitable cuando las porterías están de adorno. Como entraron pero sudados, porque en ese campo de A Tella quedarse quieto no es buena idea. Empataron sin goles en un partido en el que nadie regateó un esfuerzo, en el que cada disputa fue al límite. Empataron porque Viana, el guardameta visitante, tiró de reflejos para sacar por encima de la puerta una pelota parada cuyo bote casi le cuesta el partido a su equipo. Reflejos, como cuando te quitas una mosca de encima.

Nogueira y Velle se enzarzaron en algo así como un juego de pilla pilla. Ni un segundo de pausa, de tregua, un trasiego constante de futbolistas detrás de la pelota. No es un juego sencillo, la prueba es que ocho de los participantes recibieron amonestación, dos en el caso del visitante Obaya, expulsado al borde del final.

De dirigir el juego se encargó un árbitro, Alberto Quintáns, que fue mejor que todos los futbolistas juntos. Acertó en todas y cada una de las decisiones, y lo que es mejor, llevó el partido sin aspavientos pero por el carril correcto.

No todos los partidos que acaban sin goles son aburridos, pero si tampoco hay remates a puerta, el juego termina haciéndose bola. Era tal la pelea y a la vez la falta de combinaciones que la pelota estaba más tiempo fuera del campo que dentro. No menos de una decena de balones necesitó el partido, en un frenesí constante que finalizó sin ganador.

La primera parte fue más del Velle. Raúl Dinis, su delantero centro, estuvo vivo para rebañar una cesión errónea hacia atrás, sentar a un defensa y rematar pegado al palo más cercano. Enfrente, los de Bruno Gómez lo fiaban todo a pelotazos hacia Grego, un tanque con una planta excepcional que vivió en primera persona la dureza de un puesto, el de delantero centro, de vino y rosas cuando marcas tres o el gol decisivo pero de lo más desagradable cuando no te llega ni una mísera pelota que rematar.

Ese juego directo sí le dio más réditos a los locales en el segundo tiempo, con Iago desde el comienzo en el puesto de Brian. Agitaron el árbol los locales, ante un Velle que poco a poco se fue metiendo atrás.

Una falta centrada a la hora de juego obligó a Viana a ganarse el sueldo, que mereció paga extra en los últimos cinco minutos, cuando otro balón parado, éste con mayor mala intención, le obligó a dar un respingo para sacar por arriba una pelota que pensaba decidir el partido. A la salida del saque de esquina, en pleno asedio final, entre Sandro y Adrián entraron a por todo pero no consiguieron nada. Empate sin goles pues, como era de ley.

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