El presidente del Gobierno y el lider del PP protagonizaron un tenso debate, que en el primero sonó a despedida, pero sin irse, mientras que el segundo clamaba por la convocatoria de elecciones anticipadas

Las elecciones como panacea

La tribuna del hemicio durante el debate (Foto: EMILIO NARANJO)
Que la economía española continúa renqueante y que le sigue costando cambiar las cifras en rojo por los brotes verdes ha sido una de las escasas coincidencias entre José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy en el último debate sobre el estado de la nación de la legislatura.
Fiel a ese punto y aparte, el Congreso vivió un ambiente de despedida, pero lejos de los abrazos con los que en los últimos días los alumnos han despedido curso, el presidente del Gobierno y el líder del PP han protagonizado un adiós muy particular plagado de venablos dialécticos. En medio, cada uno de ellos intentando ser el responsable de arrancar la última hoja a la margarita electoral: comicios si, comicios no...

A juicio de Rajoy, la llamada a las urnas de forma inmediata, ya, cuanto antes, es el camino de salida para superar la crisis porque cree que quien encabeza el Gobierno no genera confianza, es un lastre para la recuperación, y su obstinación en mantenerse en el poder prolonga el 'calvario' de España. Es decir, interpreta las elecciones como una panacea, un bálsamo de Fierabrás que, no sin esfuerzos, permitirá al país olvidar años de dificultades.

Pero Zapatero no afronta este periodo como su Gólgota particular (o lo pretende seguir sufriendo en silencio) y considera que las reformas pendientes que tienen como objetivo la recuperación económica suman una tarea más que suficiente para justificar los meses que quedan de legislatura.

Eso sí, en ningún momento de la sesión ha citado marzo como el mes en el que se celebrarán los comicios y eso ha dado alas a las filas populares para leer entre líneas y alimentar sus esperanzas de una llamada a las urnas.
No parece desear lo mismo el PNV, cuyo portavoz, Josu Erkoreka, ha avanzado la intención de sus diputados de sudar la camiseta hasta el pitido final de la legislatura y de negociar los presupuestos de 2012 una vez que se cumplan los compromisos de los anteriores.

En ningún caso apoyará esos presupuesto CiU, según ha reiterado Josep Antoni Duran i Lleida, quien se ha sumado a las tesis del adelanto electoral junto con otros diputados como Rosa Díez.

La dirigente de UPyD ha calificado de 'patético' el discurso de Zapatero y le ha instado a atender la petición que realizó 'La Faraona' cuando la multitud amenazaba la celebración de la boda de su hija, Lolita: 'si me queréis, irse'.

Zapatero sedespidió, pero aún no se va. Ha dicho adiós aprovechando su último gran debate, pero aún se sentará en el banco azul para intentar culminar su hoja de ruta y para seguir reprochando al PP y a Rajoy el flaco favor que cree que hacen a España con su actitud.Una estrategia que, en medio de un debate con instantes broncos, el presidente ha resumido gráficamente: Rajoy es como el perro del hortelano, que ni come, ni deja comer. Y más acusaciones directas: 'falsea los datos a sabiendas'.

¿Cómo podía esperarse la anuencia del líder del PP ante esas palabras? Él ha encontrado el porqué de las mismas: 'Zapatero está de los nervios'. No faltaron ni la habitual crítica a la falta de alternativas del PP ni el reproche del líder de la oposición de que los anuncios de Zapatero (propuesta de una regla de techo de gasto para las Comunidades Autónomas y medidas para las personas que no puedan hacer frente al pago de sus hipotecas) llegan tarde.

Con todos esos precedentes no estaba el hemiciclo para muchos juegos florales, pero los ha habido en ese capítulo relativo a la despedida del jefe del Gobierno. Si Zapatero, al final de su intervención, repartió agradecimientos para quienes le apoyaron en los últimos siete años y respeto para los que no lo han hecho -léase PP-, Rajoy le deseó lo mejor en su nueva vida. Tanto se lo desea que quiere que la empiece a disfrutar cuanto antes.

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