El vecino de la localidad pontevedresa de Poio acusado de violar a una vecina en su casa negó hoy los hechos tras los que la víctima acabó residiendo en un geriátrico al estar incapacitada.
En la vista oral celebrada hoy, el Fiscal pidió ocho años de prisión para Isidro B.L., un vecino de Poio (Pontevedra), de 27 años, acusado de violar en enero de 2009 a una mujer de 42 años que, según su abogado, 'se valía por sí misma hace año y medio pero aquello supuso una ruptura tan fundamental en su vida, y sufrió un deterioro tan brutal, que en la actualidad está absolutamente incapacitada y vive en un geriátrico'.
Insistió el letrado de la acusación en esta circunstancia para argumentar ante los magistrados que la indemnización que debe percibir esta mujer debe ser 'mayor' de los 12.000 euros que reclama el fiscal al demandar una condena por violación.
Sin embargo, el acusado no solo negó la violación sino incluso cualquier contacto físico con la mujer. 'Ni forzado ni consentido', repitió la abogada de la defensa al recordar el testimonio del acusado que, al igual que la víctima, declararon en la Audiencia pontevedresa a puerta cerrada y, posteriormente, se permitió el acceso del público a la sala.
Sin embargo, las pruebas apuntan a que el esperma que se halló en la ropa interior de la mujer es suyo, pero para que se considere violación tiene que haber penetración, aunque sea mínima.
ARAÑAZOS
Por lo que la defensa del acusado insistió en que no se encontró ni rastro de esperma en la vagina. Sin embargo, la forense argumentó que 'pudo ocurrir de pie y en ese caso el esperma, por la ley de gravedad, cae'.
Ante esta afirmación, la abogada defensora señaló que no entendía que si la mujer fue penetrada durante cinco minutos, como sostiene, no se hallara esperma en la vagina.
Además, la víctima dijo que se defendió arañando al agresor en la cara, pero en sus uñas no había nada, ningún resto de piel del joven que supuestamente entró en la casa de la mujer, que era vecina suya, cuando estaba durmiendo.
Insistió el letrado de la acusación en esta circunstancia para argumentar ante los magistrados que la indemnización que debe percibir esta mujer debe ser 'mayor' de los 12.000 euros que reclama el fiscal al demandar una condena por violación.
Sin embargo, el acusado no solo negó la violación sino incluso cualquier contacto físico con la mujer. 'Ni forzado ni consentido', repitió la abogada de la defensa al recordar el testimonio del acusado que, al igual que la víctima, declararon en la Audiencia pontevedresa a puerta cerrada y, posteriormente, se permitió el acceso del público a la sala.
Sin embargo, las pruebas apuntan a que el esperma que se halló en la ropa interior de la mujer es suyo, pero para que se considere violación tiene que haber penetración, aunque sea mínima.
ARAÑAZOS
Por lo que la defensa del acusado insistió en que no se encontró ni rastro de esperma en la vagina. Sin embargo, la forense argumentó que 'pudo ocurrir de pie y en ese caso el esperma, por la ley de gravedad, cae'.
Ante esta afirmación, la abogada defensora señaló que no entendía que si la mujer fue penetrada durante cinco minutos, como sostiene, no se hallara esperma en la vagina.
Además, la víctima dijo que se defendió arañando al agresor en la cara, pero en sus uñas no había nada, ningún resto de piel del joven que supuestamente entró en la casa de la mujer, que era vecina suya, cuando estaba durmiendo.
