El Colexio Oficial de Biólogos de Galicia (COBGA) mostró hoy su preocupación por el estado de los ríos y de los lagos gallegos, ya que, según sus estudios, un gran número de tramos fluviales de la comunidad están lejos del concepto buen estado ecológico que define la Directiva Europea del Agua y, por ello, consideró crucial el uso sostenible de los recursos hídricos.
Con motivo del Día Mundial del Agua, que se celebra mañana día 22 de marzo, el COBGA reclamó un nuevo modelo de gestión del auga con el ahorro como objetivo principal. Así, abogó por ajustar los costes de los servicios del agua a su precio real, así como por la información y participación pública.
En este sentido, los biólogos gallegos consideraron primordial que Galicia cumpla los objetivos ambientales a los que obliga la normativa europea. A pesar de sus limitaciones, esta normativa supone un giro sustancial porque enfatiza el uso sostenible del agua, en su calidad y en sus funciones ecológicas, señalaron.
Además, el COBGA reinvindicó la riqueza de las masas de agua gallegas, por su riqueza, rareza y singularidad, por lo que, en su opinión, deben defenderse con el máximo rigor. En la misma línea, subrayó la necesidad de que la conservación de la biodiversidad sea la prioridad absoluta en todos los planes, programas y políticas sectoriales.
LOGICA CONSERVACIONISTA.
Cualquier proyecto que implique un uso importante del agua debe tener en cuenta los riesgos ambientales y las incertezas que puede derivar, apuntaron los biólogos gallegos, y abogaron por que se imponga la lógica conservacionista y una gestión que tienda al ahorro.
De hecho, alertaron de que los recursos hídricos disminuyen en el mundo por la creciente contaminación, lo que conducirá, en su opinión, a una crisis del agua aguda e inevitable. Entre las causas, el COBGA hizo especial hincapie en actividades humanas como la destrucción de los bosques o el uso abusivo del hormigón.
En consecuencia, se producen riadas más fuertes y, en las épocas de sequía, un descenso más acusado de las aguas; estos cambios en las oscilaciones naturales impiden predecir con exactitud su alcance y limitan la capacidad del hombre para reducir los riesgos o evitar futuros daños, explicaron los biólogos gallegos.