Los forenses dicen que las lesiones de la joven se deben al forcejeo antes de morir y las psiquiatras que el acusado finge su amnesia

La Fiscalía considera ‘no probado’ el ataque a traición a la joven asesinada en Cedeira y pide condena por homicidio

El fiscal consideró hoy ‘no probado’ que el acusado de matar a una joven en la localidad coruñesa de Cedeira en 2006 la hubiera atacado a traición, por lo que decidió retirar la petición de condena por asesinato, cambiándola por la de homicidio con agravante de abuso de superioridad.

Por esto la petición de cárcel disminuyó también desde los 20 años iniciales hasta una pena de 15. Además decidió incluir una indemnización para los hermanos ‘después de ver cómo les ha afectado el fallecimiento de su hermana’. Así el fiscal solicitó 120.000 euros para la madre, 30.000 para su novio y otra para los hermanos, cuya cantidad no especificó.

Por su parte, la defensa también cambió su calificación al considerar que no fue homicidio imprudente, si no homicidio con intención y atenuante de obcecación, lo que supondría 10 años de prisión para el acusado.

Finalmente la acusación particular mantuvo la calificación de asesinato, por considerar que ‘hubo alevosía debido a la indefensión de la víctima’ y pidió 20 años de cárcel para el acusado, además de una indemnización de 145.000 euros para la madre, 30.000 para su novio y 8.500 euros para los tres hermanos de la víctima que vivían en la casa materna en el momento de los hechos.

FORCEJEO.

Los letrados tomaron esta decisión al finalizar la jornada en la que los médicos forenses encargados de hacer la autopsia del cadáver afirmaron que las lesiones que sufría la víctima eran propias de un forcejeo defensivo antes de morir.

En su declaración hoy en la Audiencia Provincial de A Coruña, consideraron ‘muy improbable’ que dichas lesiones se produjeran cuando ya estaba muerta y al introducir el cuerpo en la alcantarilla, lo que restó fuerza a la teoría de la defensa del acusado que pretendía convencer al jurado popular de que el incidente fue un homicidio imprudente y no un asesinato.

Además los forenses aseguraron que María del Mar Becerra contaba con heridas de arma blanca por un objeto punzante ‘que podría ser un destornillador’, y hematomas provocados por golpes contra la pared y directos, mientras que el acusado siempre ha negado el forcejeo, así como haberla agredido.

Por su parte, el jefe de delitos contra las personas de la Guardia Civil declaró ante los nueve miembros del jurado que la víctima fue hallada en la alcantarilla, sumergida en agua hasta el cuello y con signos de violencia, tales como tensión en los brazos, un puño fuertemente cerrado y que en él sujetaba con fuerza material de obra aislante.

El guardia civil, que afirmó no creer la declaración del acusado, señaló que éste negó los hechos hasta alrededor de veinte horas después de la detención y que se mostró ‘con miedo, muy nervioso y diciendo que era un error porque él no tenía nada que ver con lo ocurrido’.

Además, en el juicio declararon dos psiquiatras forenses encargadas de examinar el estado mental del acusado. Ambas determinaron que no tenía problemas psicológicos previos, aunque sí ‘un poco de depresión propia de los acontecimientos y por estar detenido’, por lo que se le incluyó en un programa de prevención de suicidios, algo que se hace habitualmente con este tipo de delincuentes.

Las psiquiatras insistieron en que el acusado ‘no cuenta con ningún indicio de anomalía o alteración mental que le impidiera distinguir el bien del mal’ y que lo de no acordarse de por qué cometió el asesinato es amnesia fingida. Así mismo declararon que el acusado cuenta con una capacidad de autocontrol superior a la media.

CONCENTRACION.

De forma paralela al juicio y en los exteriores de la Audiencia Provincial, hoy se concentraron medio centenar de familiares, amigos y vecinos de la víctima que llegaron desde la localidad coruñesa de Valdoviño para condenar la muerte de María del Mar Becerra.

Su representante, Merche González Bergara, explicó que su intención radica en ‘apoyar a la familia y pedir justicia para que estos actos no se repitan’, además de ‘ayudar a concienciar al jurado de cara a la toma de una decisión’. Por su parte los hermanos de la joven esperaron que este esfuerzo ‘no sea en vano’ y recordaron que ‘el mal ya está hecho’.

La jornada de mañana servirá para que las partes hagan públicas sus conclusiones del juicio que se ha prolongado en la ciudad herculina a lo largo de toda la semana. Después el jurado popular se retirará a deliberar para tomar la decisión y declarar al encausado culpable o inocente y, en su caso, si éste es responsable de asesinato u homicidio.

HECHOS.

María del Mar Becerra, de 26 años de edad, despareció el 1 de julio de 2006, fecha en la que murió estrangulada tras ser requerida por un hombre que, haciéndose pasar por Guardia Civil desplazado desde Asturias, la llamó para que se encargara del cuidado de su hijo de nueve años a cambio de un salario de 1.200 euros mensuales.

El falso empleador se citó con la víctima a última hora del día y en un edificio de nueva construcción, todavía sin finalizar, ubicado en la localidad coruñesa de Cedeira y dónde finalmente se descubrió que trabajaba el asesino, F.P., que en realidad era fontanero.

El cuerpo de la víctima apareció el 5 de julio, tras estar desaparecida cuatro días, escondido en la alcantarilla del garaje del edificio, después de que el acusado reconociera los hechos e indicara a la Policía el lugar en el que se encontraba el cadáver.

En el momento de la muerte, la joven vivía en casa de su madre y con dos de sus cinco hermanos en Atios, en Valdoviño. De familia humilde, se ganaba la vida como camarera en locales de la zona, aunque su última ocupación había sido en un geriátrico, que decidió abandonar para aceptar las reiteradas ofertas del falso guardia civil. Con sus ingresos Becerra apoyaba además a la economía familiar.

Te puede interesar