El vecino de Coristanco acusado de asesinar a su ex mujer con una maza alega que fue en legítima defensa. El hombre ya estuvo en prisión nueve años por agredir sexualmente a sus vástagos

El hombre juzgado por matar a su ex abusó de cuatro hijas

Ramón Iglesias González, de 78 años, alegó ayer que mató a su ex mujer en agosto del pasado año en legítima defensa cuando ella trató de agredirle con un 'cuchillo jamonero' y no tuvo más remedio que defenderse con una maza con la que la golpeó dos veces. Un jurado popular juzga desde ayer en la sección primera de la Audiencia Provincial de A Coruña a Iglesias González, vecino de Coristanco (A Coruña), que está acusado de un delito de asesinato por matar a su ex mujer, Ubaldina Pazos, y para quien el fiscal pide 17 años de prisión.
Ocho de los 11 hijos que el acusado tuvo con la víctima y que sobreviven ejercen la acusación particular contra su padre, para el que cinco de ellos reclaman una pena de 25 años de prisión, por los agravantes de alevosía y ensañamiento, y los tres restantes reducen la condena solicitada a 19 años. Finalmente, la Abogacía del Estado reclama una pena de 15 años y 6 meses de prisión.

El fiscal considera probado que el acusado mató a su mujer, que contaba entonces con 74 años, el 7 de agosto del año pasado en la vivienda familiar ubicada en O Carrizal, en el municipio coruñés de Coristanco, que compartían pese a que llevaban años divorciados. Además, el fiscal, al igual que los letrados que ejercen las acusaciones particulares, recordaron que Ramón Iglesias cumplió una pena de nueve años de prisión en Francia, país al que emigró en la década de los años 70, por agredir sexualmente a cuatro de sus hijas.

El fiscal calificó al acusado de persona 'malvada' autora de actos 'monstruosos' y recalcó que sometió a su familia a malos tratos físicos y psíquicos durante toda su vida. Rechazó la declaración del imputado de legítima defensa y aseguró que mató a su ex mujer de numerosos golpes como demuestran los informes forenses. También recordó que tras matar a su ex mujer le metió las llaves de la vivienda en la boca y se marchó en taxi a A Coruña, no si antes despedirse 'sonriente y pletórico' de sus vecinas, y se 'tomó unos vinos en una bodega antes de entregarse a la Policía'.

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