La víctima dice que pasó de un novio ‘normal’ a ser agresivo y la obligaba a mantener relaciones sexuales a las que accedía por miedo

El pontevedrés acusado de maltratar e intentar quemar viva a su pareja declara que fue ella misma la que se autolesionó

El pontevedrés Alfonso A.G. negó los cargos de maltrato reiterado a su pareja sentimental e intento de asesinato que le imputan el Ministerio Fiscal y la acusación particular, y alegó que fue la mujer la que se autolesionó ‘dándose cabezazos contra el suelo y la pared’.
En la primera sesión del juicio iniciado en la Audiencia Provincial de Pontevedra el acusado, de 35 años de edad, reconoció que tenían discusiones, pero puntualizó que ‘como cualquier otra pareja’, las relaciones sexuales que mantuvieron ‘siempre fueron consentidas’, que su novia ‘no tenía ningún motivo para sentirse amenazada’ y que la separación se produjo ‘de mutuo acuerdo’.

Frente a este relato la mujer declaró que al principio la convivencia era ‘normal’ y que su novio era ‘muy atento’, pero que luego se volvió agresivo y con frecuencia la insultaba, agredía y obligaba a mantener relaciones sexuales a las que ella accedía por miedo.

‘Parecía que lo que le ponía era verme suplicando que no me hiciera daño’, dijo la mujer, que en varias ocasiones se refirió también a la vergüenza que le daba esta situación, asegurando que por eso nunca le contó a nadie lo que le estaba pasando.

‘ME CONVERTI EN SU ESCLAVA’

‘Me convertí en su esclava y hacía lo que quería, como quería y cuando quería para evitar que se enfadara y acabara pegándome’, relató la víctima.

Esta situación trascendió en marzo de 2007, cuando tres meses después de convivir la relación se rompió y él acudió a la casa de ella, en el municipio pontevedrés de Tomiño, con el pretexto acabar de recoger sus pertenencias.

POR LA FUERZA

El dijo que no hubo violencia y que ella misma le abrió la puerta, pero la joven ratificó los términos de la denuncia. Así, sostuvo que entró a la fuerza en la casa, tras romper una ventana, y que la insultó y golpeó hasta perder el conocimiento que recobró ‘al sentir sobre el cuerpo algo frío’, junto al ‘intenso olor’ que desprendía el queroseno que estaba vertiendo sobre ella mientras le anunciaba que la iba a quemar viva.

‘Al verle sobre mí palpándose los bolsillos pensé: está buscando un mechero, estoy muerta. Pero entonces sonó el timbre de la casa y, al ver que era la Guardia Civil, escapó’, explicó la mujer.

Inmediatamente fue conducida a un centro médico porque presentaba varios cortes por arma blanca en el cuello, golpes por puñetazos en los ojos y la mandíbula, varias costillas rotas y desvío de tabique nasal, entre otras múltiples contusiones que tenía por todo el cuerpo.

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