De momento son cinco: dos en la provincia de Ourense, dos en Pontevedra y uno en Lugo. Constituyen la oferta más fortificada del turismo rural en Galicia
Baiona era una villa marinera cuando Franco, a bordo del Azor, llegó un domingo de agosto de 1967 para inaugurar el Parador Conde de Gondomar, en el antiguo castillo de Monterreal. Con él estaba, por supuesto, el ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne, quien al término del acto se desplazó a Ourense para inaugurar la emisora de Radio Popular, EAJ 59, en compañía Monseñor Temiño, entontes obispo de la diócesis, y Pío Cabanillas, subsecretario de Fraga.
La idea de convertir castillos en hoteles no era nueva. El primero que lo aplicó fue un médico cubano hijo de españoles, casado en segundas nupcias con María Vinyals, marquesa de Ayerbe, a la sazón, propietaria en aquel momento del Castillo de Soutomaior. Lluria, su esposo, levanta un Hotel Sanatorio en los jardines del castillo, al estilo de los balnearios de la época, pero sin aguas minerales. Aquel intento pionero de 1913 no tuvo mucho éxito y cuatro años más tarde cerraba sus puertas y los marqueses perdían el castillo. No por las ideas avanzadas de una feminista y un médico progresista, como cuenta la leyenda, sino por las deudas.
La diputación compra y rehabilita el castillo y en 1983, siendo presidente de la corporación provincial de Pontevedra Mariano Rajoy, se inaugura la pousada del castillo en el antiguo hotel sanatorio, pero inicialmente solo para visitantes ilustres. El primero será Jordi Pujol, ese mismo año. Posteriormente, se abrirá al público.
Para ver abierto siguiente abrá que esperar veinte años. Pero curiosamente, en el acto inaugural, en julio de 2003, estarán presentes los inauguradores de los dos anteriores: Fraga, en ese momento presidente de la Xunta, y Mariano Rajoy, vicepresidente del Gobierno. El Parador de Monforte de Lemos es un conjunto formado por castillo y monasterio, cuna de la casa de Lemos que le transmitirá su prestigio, títulos y propiedades a la de Alba, dándole el lustre que actualmente posee.
Poco después se inaugura el de Maceda, de titularidad municipal. Exento de la suntuosidad monumental de sus compañeros es el que más se asemeja a un edificio medieval. Monterrei, cuna de otro de los grandes linajes gallegos, constituye la última incorporación y el entorno mejor conservado, revelando un carácter de ciudadela que era propio de los grandes castillos señoriales.
