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Sri Lanka: la naturaleza más variada del mundo

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photo_camera La roca del León con las ruinas de un palacio.

Los amantes de la naturaleza no pueden elegir un destino mejor, la fauna de Sri Lanka, es probablemente la más variada del mundo

Los amantes de la naturaleza no pueden elegir un destino mejor, la fauna de Sri Lanka, es probablemente la más variada del mundo: tigres, leopardos, búfalos de agua, monos, elefantes, puerco espines, osos hormigueros, osos negros, panteras y varias especies de cérvidos, son sólo algunos de los habitantes de este arca de Noé. De hecho no es raro encontrar elefantes trabajando en el camino que va del aeropuerto al centro de su capital, Colombo. de esta exquisita fruta, Sri Lanka, muestra sus encantos al mundo a la sombra del gigante indio. Antiguamente conocida como Ceylán, tuvo muchos más nombres, de hecho en la región se la conoce como “la isla de los mil nombres”. Con más de 20 millones de habitantes es un territorio ciertamente superpoblado pero con un patrimonio cultural y natural inolvidable.

Se podría decir que Sri Lanka se ha estado escondiendo del mundo. Infinidad de viajeros han pasado de largo para ir a otros sitios, y años de guerras y calamidades  (los tsunamis) la han apartado de muchos itinerarios. Sin embargo, ahora cada vez hay más viajeros que la incluyen en sus rutas. La guerra terminó hace ya unos años y el país avanza a buen ritmo.
Hay pocos sitios con una superficie tan pequeña que tenga tantos lugares declarados Patrimonio Mundial por la Unesco (ocho). Más de 2000 años de cultura aguardan en yacimientos ancestrales, donde templos legendarios lucen preciosos detalles.

En toda la isla, eso que se mueve en la oscuridad podría ser un elefante de camino a su poza favorita. Los safaris por los tranquilos parques nacionales podrían toparse de repente con leopardos, búfalos de agua, avifauna muy diversa y un aluvión de primates.

Quien se canse del clima tropical de la costa y las tierras bajas, puede ir a las verdísimas montañas donde se esconden discretos encantos. Las plantaciones de té y los picos cubiertos de pluvisilva tientan a caminantes, a excursionistas y a aquellos que gusten de un espectacular recorrido en tren.
Y además están las playas. Verdaderos paraísos de arena, blanquísima y a menudo inexplorada, ribetean toda la isla. Y quien consiga desperezarse, podrá practicar surf y submarinismo en lugares de talla mundial sin el gentío de otros lugares.

Las distancias son cortas: un mismo día se puede ver el árbol viviente más viejo del mundo en Anuradhapura por la mañana y asistir boquiabierto a la reunión de centenares de elefantes en Minneriya por la tarde. Descubrir una playa preciosa, meditar en un templo de 2000 años, pasear e intercambiar sonrisas por una apacible aldea, maravillarse ante las aves y flores silvestres, contar los platillos que acompañan al arroz o al curri. Pasear entre joyas coloniales en Colombo y después enfrentarse a un surf de órdago. Sri Lanka es espectacular, asequible y, aún, no muy concurrido. Ahora es el mejor momento para descubrirla.

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