CRÓNICA

Moros y cristianos combaten en Retorta

Fiesta en A retorta (Laza),batalla de moros y cristianos
17-7-16
photo_camera Los cristianos ganan a los moros una vez más en la batalla de Retorta.

Más de 200 personas asistieron el domingo a la fiesta más popular del verano en el municipio de Laza

Los tambores comienzan a resonar por las estrechas calles del municipio de Laza. A las 11,40 horas, los "entroideros" de Vences inauguran la fiesta de los moros y cristianos. Desde hombres de pelo en pecho hasta pequeños entusiastas, golpean los bombos artesanales llegando hasta los hogares del pueblo. El ímpetu de los músicos no se ve mermado ni por el calor ni por la molestia de los instrumentos " a veces se me retuerce y me tira de la espalda", asegura la hija de Dionisio Fernández, artífice de los tambores.

Entretanto, los vecinos se visten de moros y cristianos en el Pazo y las devotas preparan a los santos para la procesión. Las mayores llevan a Santa Marina, y las jóvenes a San Antonio, porque "la tradición dice que si las muchachas lo llevan, conseguirán rápidamente a un novio", afirman desde el pueblo.

Primero, los "berberiscos" avanzan hacia a la Ribera y esperan para la gran batalla. "Es el momento más esperado. La historia se revive a la perfección y así los más pequeños entienden un poco más del pasado", asegura Iago Presas, de 21 años.

Gustavo García, organizador desde hace 25 años del evento, nos acompaña hasta la salida de la procesión. Son las 12,30 horas. Los santos, las cruces y los faroles están preparados para dirigirse al río y presenciar la cruenta batalla.

La escuadra de los mahometanos, cubiertos por túnicas de más de 1.000 euros y directas de Marruecos, han robado a San Antonio. Los moros claudican ante los cristianos en la Ribeira de Retorta por San Antonio. "Alto la procesión sin que nadie se mueva mientras no venga mi jefe Mahoma", entona el capitán Óscar Rivero. Los cristianos, comandados por Jorge Cerdeiriña se dirigen a recuperar a su patrón.

Los dos bandos frente a frente escuchan a sus almirantes y esperan la lucha. Son las 12,50 horas. La conversa ha acabado. La última batalla se salda con la victoria de los cristianos y los musulmanes se agazapan a sus pies. Más de 200 personas acompañan a los protagonistas y se mantienen en el prado acalorados para observar la misa a la vez que escuchan los cánticos del orfeón eclesiástico.
Después, un sacerdote acompañado de dos monaguillos ofrece la lectura del Génesis.

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