Las autoridades libias entierran a Gadafi y a su hijo en un lugar secreto del desierto

El coronel Muamar al Gadafi, muerto a manos de los rebeldes en su ciudad natal, Sirte, el pasado 20 de octubre, fue enterrado ayer en secreto en las arenas del desierto libio, para evitar que su tumba se convierta en lugar de peregrinación. El entierro de Gadafi tuvo lugar después varios días de polémica durante los cuales su cuerpo y el de su hijo Mutasem, fallecidos ambos después de haber sido detenidos vivos por los rebeldes, fueron expuestos en Misrata al público.
El muftí de Libia, el jeque Al Sadiq al Guerian, emitió hace dos días un edicto religioso en el que subrayó que no era legítimo rezar por Gadafi en los templos musulmanes. En la fetua, Al Gueriani asegura que 'puede ser enterrado en un cementerio musulmán, pero sólo pueden lavar su cuerpo y rezar por él sus familiares'.

En el edicto emitido por la máxima autoridad religiosa, que las autoridades del Consejo Nacional dijeron que respetarían, se insistíaen que fuera enterrado en una tumba sin identificar para evitar conflictos entre los libios y que se convierta en un lugar de peregrinación.

Según el canal catarí Al Yazira, Gadafi fue enterrado al alba junto a su hijo Mutasim y a su ministro de Defensa Abu Bakr Yunes, que murieron como él el pasado jueves en Sirte en circunstancias muy similares. El canal también aseguró que miembros de la tribu del exlíder, los Gadafa, estuvieron presentes en el sepelio.

Con el entierro de Gadafi se pone final a varios días de tensiones entre las autoridades centrales y los rebeldes de Misrata, una de las ciudades que más sufrió el asedio de las brigadas gadafistas y cuya participación en la toma de Trípoli y de Sirte fue decisiva. Las milicias misratíes que detuvieron a Gadafi el pasado jueves después de que este hubiera sobrevivido a un ataque de la OTAN contra el convoy en el que huía de Sirte, se apresuraron tras su arresto a llevarlo a su ciudad como si se tratara de un trofeo de guerra.

Tumbado sobre la parte delantera de un coche, rodeado de una caravana de vehículos y de decenas de rebeldes que festejaban su detención, pasearon al dictador al que, como muestran algunas grabaciones, humillaron y golpearon brutalmente antes de su muerte.

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