IMPUTACIÓN

El ‘caso Sarkozy' empaña el futuro de los conservadores

El expresidente francés acusa de "grotescos" los cargos por corrupción que se le imputan

La imputación en la madrugada de ayer del expresidente de Francia Nicolas Sarkozy por corrupción compromete su eventual regreso a la escena política y el futuro de la Unión por un Movimiento Popular (UMP), formación conservadora que se encuentra dividida, arruinada y salpicada de escándalos financieros. Reina la incertidumbre en torno al futuro político de Sarkozy, que el martes se convirtió en el primer expresidente de Francia obligado a declarar en calidad de detenido ante la policía, y durante 15 horas.

Pero parece claro que su calendario público estará marcado por la agenda judicial que acarrea su imputación por "corrupción activa", tráfico de influencias y encubrimiento en el secreto de instrucción, un proceso que cabe esperar se dilate durante un año y medio, al menos.

Mientras, Sarkozy dijo ayer estar "profundamente sorprendido" por su imputación por corrupción activa, tráfico de influencias y encubrimiento de la violación del secreto profesional, y aseguró que esos cargos, "grotescos" responden a una instrumentalización de la Justicia. Con traje y corbata negra y el gesto serio, el político conservador abandonó su silencio y, en la primera entrevista que concede desde su salida del Elíseo, subrayó que el trato recibido parte de una voluntad de humillarle, impresionarle y difamarle.

En una intervención difundida de forma simultánea en la cadena BFM TV y en la emisora Europe 1, quien fuera presidente de Francia entre 2007 y 2012 quiso dejar claro que "jamás" ha cometido un acto contrario al Estado de Derecho y a los principios republicanos, y que, por tanto, no tiene nada que reprocharse. "Digo a quienes nos escuchan o nos ven que jamás he traicionado su confianza", afirmó Sarkozy.

Sobre su futuro político, prefirió dejar la puerta de su vuelta abierta, al asegurar que todavía no ha tomado una decisión. Hasta ahora se daba por sentado que Sarkozy preparaba su regreso al frente político, con una primera cita ineludible el próximo 29 de noviembre en las elecciones para presidente de la UMP, el partido que en 2007 le llevó al Elíseo, y con la vista puesta en las presidenciales de 2017.

Algunos analistas, como el jefe de política de la televisión "BFM", Thierry Arnaud, sostenían que Sarkozy tomaría una decisión sobre su futuro tras reflexionar durante el verano. Otras informaciones, como la publicada el martes por el diario "Le Parisien" y ayer por "Le Monde" a partir de declaraciones de sus colaboradores cercanos, apuntan a que su delicada situación judicial refuerza aún más su determinación de regresar al ruedo político. Incluso, tanto entre sus allegados como en las filas de sus rivales para liderar el centro-derecha hay quienes creen que la acumulación de procesos podría beneficiarle, al permitirle presentarse ante la ciudadanía como víctima de un complot muñido, con el beneplácito del Gobierno socialista, por jueces parciales.



Triple imputación

Su triple imputación por "corrupción activa", que podría costarle una pena máxima de diez años de cárcel, se apoya en unas escuchas telefónicas ordenadas por los dos jueces que instruyen el caso. Los investigadores deducen que Sarkozy y su letrado, Thierry Herzog, recibían de parte de un alto magistrado filtraciones sobre instrucciones en curso contra el político conservador, siete en total.

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