La operación que acabó con Osama bin Laden se convirtió hace un año en el logro más palpable en política exterior del presidente de EE.UU., Barack Obama, que empieza ahora a transformarla además en el mejor eslogan para su campaña de reelección.
Eran más de las diez de la noche del domingo 1 de mayo en Washington cuando la Casa Blanca anunció que Obama haría una declaración ante la prensa poco antes de que acabara la jornada. Pocos imaginaban que aquel escueto anuncio precedía a la noticia de la muerte del líder de la red terrorista Al Qaeda, objeto último de la 'guerra contra el terror' lanzada tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001.
El operativo secreto coordinado desde Washington y desplegado en Abbotabad (Pakistán) por el grupo de operaciones especiales de la Marina (SEALS) se mantiene un año después como el momento que concedió a Obama una distinción única: la de ser el presidente que logró acabar con el terrorista más buscado del mundo. Esa medalla salió a relucir periódicamente en discursos, foros y entrevistas, presentada como prueba casi irrefutable de los éxitos del Gobierno de Obama, especialmente cuando sus adversarios subrayaban sus horas más bajas en el plano económico.
Aunque la Casa Blanca se cuida de no abusar del tono triunfal, los asesores del presidente no dejan de ver los réditos políticos que puede proporcionar aún la famosa operación, y comienzan a integrarla en la campaña para la reelección del presidente.
Por otro lado, coincidiendo con el aniversario de su muerte, el Gobierno de Pakistán deportó ayer a la familia de Bin Laden a Arabia Saudi, según informó el ministerio de Interior. 'Siguiendo las ordenes de la Justicia, se procedió a la deportación de 14 miembros de la familia de Bin Laden al país de su elección, Arabia Saudi', precisó.
La deportación se produjo después de que la Justicia paquistaní condenara a las tres viudas del líder de Al Qaeda a 45 días de prisión por entrar ilegalmente en Pakistán.
El operativo secreto coordinado desde Washington y desplegado en Abbotabad (Pakistán) por el grupo de operaciones especiales de la Marina (SEALS) se mantiene un año después como el momento que concedió a Obama una distinción única: la de ser el presidente que logró acabar con el terrorista más buscado del mundo. Esa medalla salió a relucir periódicamente en discursos, foros y entrevistas, presentada como prueba casi irrefutable de los éxitos del Gobierno de Obama, especialmente cuando sus adversarios subrayaban sus horas más bajas en el plano económico.
Aunque la Casa Blanca se cuida de no abusar del tono triunfal, los asesores del presidente no dejan de ver los réditos políticos que puede proporcionar aún la famosa operación, y comienzan a integrarla en la campaña para la reelección del presidente.
Por otro lado, coincidiendo con el aniversario de su muerte, el Gobierno de Pakistán deportó ayer a la familia de Bin Laden a Arabia Saudi, según informó el ministerio de Interior. 'Siguiendo las ordenes de la Justicia, se procedió a la deportación de 14 miembros de la familia de Bin Laden al país de su elección, Arabia Saudi', precisó.
La deportación se produjo después de que la Justicia paquistaní condenara a las tres viudas del líder de Al Qaeda a 45 días de prisión por entrar ilegalmente en Pakistán.
