El vertido del Costa Concordia afectaría a áreas marinas vitales de Italia

Un posible vertido del crucero Costa Concordia afectaría una de las zonas marinas vitales de Italia, como el parque nacional Archipiélago Toscano, clave para el paso de cetáceos y por sus ricos fondos de coral, advierte hoy la organización Oceana Europa, que tiene su sede en Madrid.

Ricardo Aguilar, director de Investigación de la organización, explica que los derrames de combustible, aceites y aguas residuales podrían afectar gravemente al área protegida, el mayor parque marino de Italia y lugar de gran interés por la presencia de cetáceos, corales y praderas submarinas.

En los fondos rocosos de la isla de Giglio se asientan, además, numerosas especies, como corales, moluscos y gorgonias, y en la parte occidental se extienden praderas submarinas de Posidonia oceanica, una especie endémica del Mediterráneo.

'El naufragio se ha protegido cerca de un área protegida en la que habitan especies amenazadas, por lo que un posible derrame podría causar graves daños a organismos como cetáceos, tiburones y corales', agrega Aguilar, quien considera que el impacto de posibles vertidos puede ser 'muy elevado'.

Para el director Científico de Oceana, 'esta catástrofe demuestra que es necesario aumentar las medidas de seguridad de los cruceros, ya que aunque no que se produzcan accidentes, los vertidos generados por estas ciudades flotantes pueden tener consecuencias devastadoras sobre hábitats y organismos marinos con siglos de antigüedad'.

Y es que, un crucero puede generar más de mil toneladas de residuos diarios, incluyendo aguas grises y negras, líquidos oleosos y sustancias tóxicas, según estudios de Oceana.

El parque nacional Archipiélago Toscano, que engloba parte de las aguas de la isla de Giglio, está considerado una de las joyas ecológicas de Italia y un fuerte foco de atracción del turismo de buceo por su alta diversidad de especies.

Hay una población estable de delfines mulares y por ella pasan otros cetáceos, como delfines listados, cachalotes, calderones grises y comunes e incluso rorcuales, que Oceana documentó durante una expedición en 2006.

Existen también especies menos conocidas pero de gran interés ecológico, como la esponja Aplysinia cavernicola, protegida por el Convenio de Barcelona.

La zona ya ha sufrido daños anteriormente; uno de los últimos en 1999 cuando se registró una alta mortandad de gorgonias junto a Portofino, cuando sus colonias sufrieron un episodio masivo de blanqueamiento causado por el cambio climático.

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