La abstención, protagonista en Ourense: así fueron las elecciones del 79

✉ Al minuto: Las elecciones municipales del 28M en La Región 🗳️ Participación: Porcentaje de participación el 28M en Ourense Era martes y hacía mal tiempo. El calendario marcaba el 3 de abril de 1979. Por primera vez desde 1930, y apenas un mes después de las segundas elecciones generales tras la muerte de Franco, los españoles estaban llamados a escoger sus representantes más cercanos de manera democrática. “Elecciones para renovar 8.062 municipios”, titulaba la portada de La Región ese día. Las primeras elecciones municipales registraron una baja participación. La primera plana de este periódico el 4 de abril, el día siguiente, fue contundente: “Gran abstención”, en grandes letras rojas. Es más, el porcentaje de quienes se quedaron en casa ascendió al 58,57%. Solo dos de cada cinco electores de la provincia ejercieron su recién adquirido derecho al sufragio, a la luz de los datos manejados aquella madrugada. Manuela Álvarez, abandonando el colegio electoral apoyada en su nieta. Casi 4.000 candidatos concurrieron a las elecciones en los concellos de la provincia. La noche fue dulce para una Unión de Centro Democrático todavía en su apogeo, ya que obtuvo 602 concelleiros en la provincia. La formación de derechas Coalición Democrática le siguió con 201, mientras que el PSOE llegó a 104 representantes. El Bloque Nacional-Popular Galego (BNPG), precursor del BNG, dio el salto a la política gallega y en la provincia consiguió 62 concelleiros. En la ciudad, UCD logró nueve asientos. Su candidato, José Luis López Iglesias, sería el primer alcalde democrático de la ciudad. CD y PSOE, cinco cada uno. El Partido Comunista Galego y el BNPG cerraron la lista con dos respectivos candidatos, además de otros dos independientes. La Región también contó los incidentes de aquellas elecciones. Por ejemplo, ya había casos de “carretaxe” de votos, tal y como denunciaba el Partido Comunista en Ribadavia. Alertaban de que UCD, según decían, había fletado un autobús para llevar a votar a los vecinos de Prexigueiro. También se tuvo constancia de alguna que otra polémica relativa al voto por correo, o preocupaciones sobre el secreto del voto en O Barco con supuestos sobres marcados. Otro incidente demostró que la democracia aún estaba aprendiendo a caminar. Dos redactores del periódico fueron retenidos por la Guardia Civil en el Palacio de Justicia. Un edificio que sufrió “una auténtica avalancha” de presidentes de mesas electorales que acudían a entregar los resultados. Sin duda, había historias dignas de contar. Como en Gomesende. Manuela Álvarez Fernández, de 106 años, acudió al colegio electoral en taxi desde Garabelos. Por su propio pie, acudió “acompañada de su hija y nieta” para ejercer su derecho de voto, algo “que no hacía desde el año 31”. Casi medio siglo después, regresaba para expresar su voluntad de nuevo. José Luis López Iglesias (UCD), quien sería elegido alcalde, votando. De hecho, la alta abstención frunció ceños. El interés por la democracia parecía diluirse. Por eso, algunos insistían en la importancia de este derecho. Como decía una columna de opinión en la jornada de los comicios: “Habría que decir a los vecinos que hoy no se durmieran, porque (…) las elecciones municipales son de gran trascendencia”. Entonces aún se trataba de un derecho incierto en la marejada de la Transición. Mañana, 44 años después, los ourensanos volverán a ejercer su ciudadanía.n