José vive en Celso Emilio Ferreiro, 36, y tiene una novia brasileña que recibe la visita de sus compatriotas, hecho que ha llevado a concluir a parte del edificio que regenta una casa de citas

Acusa a los vecinos de racistas por creer que es un proxeneta

Un edificio de la calle Celso Emilio Ferreiro fue este jueves escenario de un tenso desencuentro entre el morador del bajo derecha, y una parte de sus vecinos, que lo habrían acusado de dar amparo en su domicilio a una casa de citas.
De hecho, cuando este periódico preguntó a una vecina de la segunda planta por posibles problemas de convivencia, se refirió expresamente a que en uno de los pisos 'había una casa de chicas'. José, que prefiere no aportar sus apellidos, es el arrendatario del bajo al que señalan con el dedo sus vecinos. Natural de Quintela de Leirado, atribuye las acusaciones 'a la actitud xenófoba de los vecinos, ya que tengo una novia de nacionalidad brasileña, que de vez en cuando recibe la visita de sus amigas, también brasileñas y de color'. De este movimiento de personas en el edificio, según José, el vecindario 'ha concluido que mi casa es un prostíbulo', en base a una actitud que atribuye 'al racismo'. A estas acusaciones, afirma José, se sucedieron 'amenazas de muerte por parte de uno de los vecinos'. Para colmo, cuando ayer 'regresé a casa, vi la puerta reventada de una patada', si bien 'no faltaba nada'.

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