La delegación ourensana del Colegio de Arquitectos es viable y debe ser el punto de encuentro de los profesionales, aunque, evidentemente, habrá que adecuar servicios y prestaciones a la actual coyuntura económica.
El colectivo de arquitectos críticos con la gestión de José Jaime Vázquez en la delegación ourensana y que lidera Alberto de Paula, inicia precisamente hoy una ronda de conversaciones con los colegas ourensanos para explicar su propuesta de reactivar el funcionamiento de la delegación y evitar el cierre de la misma porque, 'efectivamente, hemos de reorganizar nuestro Colegio, pero sin afectar a sus cimientos, que se basan en la presencia y proximidad ante los colegiados y la sociedad'.
Recuerdan que el Colegio Oficial nació en el año 1973, con una organización territorial basada en siete delegaciones que garantizan esa proximidad; y que, posteriormente, a las delegaciones se les han ido quitando responsabilidades, operatividad y competencias, 'basándose en una idea centralizadora cuya finalidad era el control del Colegio desde la sede central, excusándose en un hipotético ahorro de costes'. Estos arquitectos críticos lamentan esa estrategia porque 'nos ha llevado a la pérdida de proximidad, y el ahorro no se ha producido en absoluto. Por eso, frente a lo 'fácil', que sería el cierre, que se ha propugnado desde la actual directiva, ellos -que también plantearon una censura contra la presidencia que ejerció José Jaime Vázquez- apuestan por imitar a otras delegaciones gallegas que funcionan, en las que hay 'vida y movimiento', sin más medios que los que dispone la delegación ourensana, pese a los duros momentos derivados de la crisis económica.
Por ello, proyectan una delegación que sea punto de encuentro, espacio para conferencias y opinión, y donde exponer los escasos proyectos y obras 'que tenemos y donde podrían germinar iniciativas nuevas y cooperativas, especialmente para arquitectos sin experiencia profesional'.
Recuerdan que el Colegio Oficial nació en el año 1973, con una organización territorial basada en siete delegaciones que garantizan esa proximidad; y que, posteriormente, a las delegaciones se les han ido quitando responsabilidades, operatividad y competencias, 'basándose en una idea centralizadora cuya finalidad era el control del Colegio desde la sede central, excusándose en un hipotético ahorro de costes'. Estos arquitectos críticos lamentan esa estrategia porque 'nos ha llevado a la pérdida de proximidad, y el ahorro no se ha producido en absoluto. Por eso, frente a lo 'fácil', que sería el cierre, que se ha propugnado desde la actual directiva, ellos -que también plantearon una censura contra la presidencia que ejerció José Jaime Vázquez- apuestan por imitar a otras delegaciones gallegas que funcionan, en las que hay 'vida y movimiento', sin más medios que los que dispone la delegación ourensana, pese a los duros momentos derivados de la crisis económica.
Por ello, proyectan una delegación que sea punto de encuentro, espacio para conferencias y opinión, y donde exponer los escasos proyectos y obras 'que tenemos y donde podrían germinar iniciativas nuevas y cooperativas, especialmente para arquitectos sin experiencia profesional'.
