El fallo dice que el choque con un motorista fue una imprudencia grave
La Audiencia considera que la muerte del motorista, Francisco Gómez Requejo (21 años), se debió a la imprudencia grave del conductor del turismo con el que chocó el 9 de julio de 2010 en Vilamarín al invadir este último el carril contrario en un tramo curvo de poca visibilidad con exceso de velocidad. La sala, tras la interposición de una recurso de apelación por parte de la acusación particular que ejerció el letrado José Antonio González Jerez, condena el inculpado, Rodrigo Rodríguez Crespo, a 20 meses de prisión por homicidio imprudente y la pérdida de vigencia del permiso de conducir. En primera instancia , había sido penado con 1.200 euros de multa por una falta (imprudencia leve)
La sentencia, que ya es firme, recoge que, a tenor de las características de la vía, siendo de noche, el inculpado debió "extremar sus precauciones tratando de evitar cualquier invasión por mínima que fuera del carril contrario, adecuando la velocidad que pudiera haberle permitido tal circulación".
La sala cree que la velocidad superaba los 50 kilómetros por hora establecidos para esa travesía, discrepando del criterio de la jueza del Penal 2. "Ello se deduce por la ausencia por toda maniobra de frenado", recoge el fallo, contraponiendo esta actitud con el comportamiento del motorista fallecido, quien, sin éxito, trató de esquivar al turismo con un giro a la izquierda. Los magistrados corroboran el exceso de velocidad en los importantes destrozos que sufrió el coche, que arrastró a la motocicleta varios metros, hasta impactar con una casa.
Para la sala, la invasión del carril contrario en una calzada estrecha -travesía- ya es de por sí suficiente para aplicar una condena por homicidio imprudente, máxime si hubo exceso de velocidad, causas que generaron el siniestro.
