La persona supuestamente desaparecida en el Miño fue uno de esos casos

Los bomberos atienden una media de 90 emergencias al año que son falsas alarmas

Entre 2000 y 2008 los bomberos atendieron una media de 90 alertas anuales en las que la emergencia resultó ser una falsa alarma. No se contabilizan, en esta estadística, las bromas de mal gusto que persiguen una movilización gratuita del parque de bomberos. En este apartado, según Aurelio Gálvez Prieto, jefe de servicio de los bomberos, ha llegado a controlarse su alcance.
Los bomberos de Ourense ordenan zafarrancho, se desplazan al lugar de la emergencia y no hallan la emergencia. Esta escena se produjo en 62 ocasiones en 2008. Y sigue dándose. Se trata de falsas alarmas, y la media fue el año pasado de más de una a la semana. Fueron salidas que hubiesen podido ahorrarse. Y que hubiesen economizado tiempo, esfuerzos y recursos. Ahora bien, fueron salidas que contribuyeron a la ‘tranquilidad y la confianza’ en los bomberos por parte de la ciudadanía que requirió su presencia, en palabras de Aurelio Gálvez Prieto, jefe de servicio del parque de Ourense.

En términos cuantitativos, fue un bagaje positivo por situarse por debajo de la media anual del último decenio. Entre los años 2000 y 2008 los bomberos atendieron una media de 90 falsas alarmas. Gálvez Prieto subraya que si bien ‘esos llamamientos ciudadanos para atender supuestas emergencias respondieron a un exceso de celo, en todo caso siempre las alertas se cursaron desde la buena fe’.

Bromas bajo control


Las bromas de mal gusto requiriendo la presencia de los bomberos allí donde no son necesarios ‘están perfectamente controladas’, y han dejado de ser ‘un problema serio’ por cuanto el protocolo para identificarlas ‘es muy efectivo’. No se computan, por ello, en el capítulo de falsas alarmas. Éstas están propiciadas, comúnmente, por una ‘variedad de circunstancias’ que van desde los incendios que no son incendios, a los escapes de gas en los que no se libera gas alguno.

En ocasiones la falsa alarma no se verifica sino ‘después de varias horas de comenzar’ la actuación del equipo de bomberos. Gálvez Prieto pone como ejemplo de falsa alarma, relativamente caliente, el caso de la persona supuestamente desaparecida el pasado viernes en el río Miño. ‘Recibimos llamadas que coincidían en afirmar que habían avistado un bote hinchable, de color amarillo, desde el que una persona reclamaba auxilio’. No fueron ni uno ni dos, sino varios testigos ‘los que creyeron ver lo mismo’ alertando al 112 o a los bomberos directamente. Un equipo rastreó la parte de río en que situaban la embarcación. Así, durante más de dos horas, hasta que la hallaron. Pero no había señal del ocupante. Ni esa tarde en el río, ni en la siguientes en dependencias policiales, al no denunciar nadie la desaparición.

17 ahogamientos en el Miño desde 2000

Sólo un día después que hubiese cundido la alarma ante la persona supuestamente desaparecida en el Miño, luego la confusión y finalmente el alivio al declararse la falsa alarma, el río vivió horas de tensión cuando un bañista fue arrastrado por la corriente. No es una situación extraña para los bomberos de la ciudad. ‘El Miño es un espacio puntualmente conflictivo cuando llega el verano, puesto que sus aguas aparentemente calmas en realidad no lo son’, advierte Aurelio Gálvez. Algunos bañistas, añade, ante la quietud que transmite el río, ‘se confían, y de pronto la fuerza del curso del agua los atrapa y desgasta sus fuerzas’.

Desde el año 2006 ‘no hemos tenido que contar un sólo ahogado en la zona de río que vigilamos’, pero en los últimos diez años las cifras de personas ahogadas no dejan de ser preocupantes. En total, murieron 17 personas desde el año 2000. Particularmente trágicos resultaron los años 2003 y 2004, con cuatro víctimas en cada uno. En 2000 hubo tres, en 2001 dos, y en 2005 tres.

Te puede interesar