El inmueble pertenecía a Ramón Alonso, un emigrante en México, que lo vendió por seis millones

Caixa Galicia adquiere el edificio del Hotel Barcelona para albergar su fundación cultural

La fachada exterior del Hotel Barcelona, en la avenida de Pontevedra. (Foto: José Paz)
La entidad Caixa Galicia proyecta instalar en las instalaciones del Hotel Barcelona la sede ourensana de su fundación sociocultural tras haberse materializado la compra por algo más de seis millones de euros.
El edificio que durante más de 60 años albergó el Hotel Barcelona, en la avenida de Pontevedra la ciudad, ha sido adquirido por Caixa Galicia a su último propietario, Ramón Alonso -un antiguo emigrante en Mexicopor más de seis millones. La entidad pretende trasladar allí la sede de su fundación sociocultural, actualmente en los bajos del número 31 de Juan XXIII.

El hotel debe su nombre a su primer propietario y fundador, el señor Reverter, un catalán que a finales del XIX se instaló en Ourense, en donde construyó y dirigió la primera Central Eléctrica de la ciudad. Junto con el ‘Miño’ y el desaparecido ‘Roma’, instalados en magníficos edificios, fueron los hoteles más importantes de la ciudad durante casi todo el siglo XX. El aire familiar resultaba atractivo a la clientela.

El Barcelona sobrevivió bastantes años a los otros dos, en parte gracias a doña Filomena, miembro de la familia que se lo compró a Reverter y a su último director, Juan González. El Barcelona siempre contó con buena cocina lo que hizo que de allí saliera la comida que se sirvió a Franco en uno de sus viajes a Ourense en los años cincuenta. También fue en los cincuenta, concretamente en 1955, los Duques de Alba, Cayetana y su primer marido, pasaron allí una noche después de visitar sus posesiones de Castro Caldelas. Uno de los últimos forofos asiduos al Barcelona fue el cantante Amancio Prada cautivado por los reposacabezas de ganchillo de las butacas, hechos por doña Filomena, al que no molestaba peculiar crujir de las viejas y gastadas tablas del suelo.

Dentro de su sencillez -no había cuarto de baño en la mayoría de las habitaciones- conservaba los bien tallados muebles de los famosos Rodrí guez, interesantes vidrieras en el comedor y algún hermoso mosaico en el suelo de la cocina y los patios. Se cerró a la muerte de doña Filomena, en los ochenta y el edificio fue adquirido en sociedad por Nemesio Pereira y Ramón Alonso.


Te puede interesar